Recordando unos días increíbles, unas gentes hospitalarias,...
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miércoles, 12 de julio de 2017
domingo, 13 de diciembre de 2015
Un viaje de los que deja huella
¿Cómo resumir en pocas palabras una de las experiencias que seguro será una de las mejores de nuestras vidas? Podríamos comenzar diciendo que afrontamos desde España los meses que nos venían encima con miedo, incertidumbre, emoción y muchas, muchas ganas. Cierto es, igualmente, que lo que no imaginábamos era lo que hemos vivido, un entorno dispuesto a recibirnos con los brazos abiertos.
Hemos pasado el mes de octubre y parte del mes
de noviembre en un colegio público ubicado en un pueblo de la selva central
peruana, concretamente en Villa Rica, cuyos estudiantes cuentan con diferentes
grados de discapacidad y personalidades que los hacen únicos. Asimismo, el
equipo docente del centro está formado por cuatro profesores de los cuales uno
es el director y otra de ellas se dedica a hacer evaluaciones a alumnos de
distintos centros del distrito.
Estamos muy contentas y orgullosas de haber podido disfrutar de diversas vivencias que han hecho que este viaje sea inolvidable. Entre ellas, poder llevar a cabo en un lugar tan diferente a nuestro entorno, tanto las prácticas como el proyecto de fin de grado que queremos defender: Desarrollo de las habilidades sociales y emociones en personas con discapacidad.
Desde España también emprendimos el viaje con la
intención de cumplir otro objetivo y dejar huella en los profesores del centro
aportándoles todos nuestros conocimientos acerca de la lecto-escritura, puesto
que ellos mismos fueron los que hicieron llegar esa petición hasta la ongd
Persona Solidaridad de España. Para ello, cada una de nosotras ha contado con
una clase diferente, donde hemos empleado diferentes técnicas para fomentar el
aprendizaje de lecto-escritura en nuestro respectivo alumnado. Por otra parte,
fue un gran impacto el que recibimos los primeros días de clase debido al
choque cultural y a la falta de experiencia que sentimos en un primer momento.
No obstante, fue algo necesario para darnos cuenta de la realidad que estábamos
viviendo y coger más fuerzas para empezar y finalizar nuestro trabajo con éxito:
aportar a los maestros nuevas técnicas que hicieran posible el aprendizaje de
los alumnos en el mundo de las letras.
Una vez nos proponemos un objetivo en la vida, lo
importante es buscar la mejor alternativa para conseguirlo. Es evidente que los
docentes que estaban en nuestras respectivas aulas han sido una pieza clave a
lo largo de este camino. No obstante, hemos vivido realidades diferentes en
cuanto al apoyo recibido por los mismos.
Como ya hemos mencionado resaltamos que ha sido una
experiencia única e inolvidable y esperamos que aventuras como ésta puedan ser
vivenciadas por muchas más personas. Por lo comentado, esperamos que las distintas
asociaciones, ongs y universidades del mundo, sigan brindando la oportunidad de
conocer nuevos horizontes a las personas con ganas de aprender y aportar su
granito de arena en los lugares que más los necesiten. De esta forma, podrán aprender
y crecer tanto en el ámbito profesional como personal. Animamos a todos los
jóvenes del mundo a conocer nuevas culturas y horizontes para poder aprender de
ello todo lo que puedan. Acordaos que un destino no es únicamente un lugar sino
una nueva forma de ver las cosas.
Gracias a todas las personas que han hecho de nuestro
viaje algo inolvidable, ¡esperamos volver pronto!
domingo, 1 de noviembre de 2015
Lusulu
Lusulu, es nuestro último proyecto.
Lusulu está en Zimbabwe, en una zona rural, en la región de Matabeleland North, en la provincia de Binga.
El proyecto está en sus inicios. Ya contamos con fondos de Cáritas Burgos y de la Diputación. La ongd Persona Solidaridad también ha aportado su granito de arena. Estamos a la espera de la respuesta final de Manos Unidas. Con su ayuda el proyecto por fin podrá ser una realidad en unos meses.
Lusulu quiere ser un Centro Comunitario en la misión donde da su vida el misionero burgalés Luis Carlos Rilova.
Trabajos de limpieza
Misión y tanque para el agua
Baños
El proyecto
pretende promover el empoderamiento de las comunidades de la región de Lusulu
mediante la formación integral de las personas que las forman.
La formación y el
fomento de las comunidades requiere de espacios comunes abiertos a las
actividades y programas formativos y sociale.
Se plantea la construcción de un Centro Comunitario Multiusos
en la Misión de Lusulu abierto a la comunidad, ofreciendo también las
instalaciones a las instituciones y ONGs que trabajan en la zona de Lusulu.
Servirá como lugar
de reuniones, charlas, conferencias, encuentros y convivencias, congresos, cursos
de formación y actividades de capacitación.
Os seguiremos informando.
miércoles, 7 de octubre de 2015
Prácticas universitarias a 9353 km de Burgos
Aquí os paso el artículo de Nahia y Eduardo, que llevan más de un mes haciendo sus pràcticas universitarias en Villa Rica, gracias al convenio de la UBU con la ongd Persona Solidaridad.
9353 km son los que separan Villa
Rica (Perú) de Burgos. Esa distancia es la que han recorrido Nahia Irigoyen y
Eduardo Costalago para finalizar sus estudios de Grado de Maestro en Educación
Primaria con mención en Educación Especial de la Universidad de Burgos.
Para que esta oportunidad se haya
podido llevar a cabo ha sido necesario mucho trabajo y sobre todo un convenio
entre la Universidad de Burgos y la ONGD burgalesa “Persona Solidaridad”, que
lleva más de una década desarrollando sus proyectos en la zona.
El pasado 27 de Agosto estos dos
estudiantes cogían un avión con destino Lima, con su mochila cargada de ganas e
ilusión. Tras 12 horas de vuelo y conocer el centro histórico, se subieron a
bordo de un autobús para recorrer poco mas de 350 km, eso sí, más de 11 horas de
viaje, que incluye cruzar los andes, pasando por un puerto a 4818m. Su destino fue
Villa Rica, un pueblecito de la selva central peruana que a partir de ese
momento se iba a convertir en su casa y donde están desarrollando su periodo de
Practicum II, en la escuela de educación especial Moisés Hassinger Cruz.
El proyecto didáctico basado en
la lectoescritura que han elaborado, tendrá una duración de tres meses,
dividida en dos partes. La primera parte la están llevando a cabo Nahia y
Eduardo, y la segunda será desarrollada por Alba y Leire, otras dos alumnas de
la Universidad de Burgos, que en estos momentos están viajando hacía Villa
Rica. De esta forma, se pretende satisfacer las necesidades que planteaba el
centro educativo a la ONGD.
El centro educativo cuenta con
tres aulas, lo que en Perú se conoce como salones. En ellas se encuentran un
total de 23 alumnos, divididos por edades. La mayoría de ellos presenta una
discapacidad leve o moderada, excepto dos que tienen un grado de discapacidad severo.
Desde el primer momento una de
las cosas que más les llamo la atención fue el respeto y cariño que todos los
alumnos mostraban por los docentes y entre ellos. Tanto a la llegada como a la
salida, cada alumno saluda respetuosamente a todos los profesores del centro.
Durante la primera semana en el
colegio, se centraron en observar la forma de trabajar de los maestros del
centro. Posteriormente desarrollaron una dinámica de educación vial con la
elaboración de una maqueta a tamaño real, permitiendo a los alumnos convertirse
en coches y peatones. Y durante el resto de la estancia, han continuado desarrollando
el proyecto de lectoescritura acorde a la programación didáctica del centro.
Además han colaborado con otra
serie de proyectos de la ONGD en la zona: actividades lúdicas con las chicas
del internado del colegio “El Rosario”, apoyo a la asociación de discapacitados
ADISVIR, participación en una marcha por la juventud y han conocido los
diferentes proyectos en funcionamiento.
Estos chicos no solo han
trabajado, también han tenido tiempo para visitar los rincones más bellos de
Villa Rica y otros de ciudades próximas de la selva peruana, adaptándose y conociendo
de primera mano las tradiciones culturales de dichos lugares.
En esta experiencia hay muchos
agentes determinantes, el centro educativo, los alumnos, el pueblo, la
sociedad, etc. pero lo que más ha enriquecido a estos dos estudiantes ha sido
alojarse y compartir muchos momentos con una familia peruana, donde han podido
descubrir la gastronomía, costumbres y un sinfín de conversaciones en torno a
la historia y situación del país.
lunes, 21 de septiembre de 2015
UNAS VACACIONES DIFERENTES
Aquí os paso el artículo de María José, una de las voluntarias que este mes de julio estuvo en Villa Rica, en Perú, con la ongd Persona Solidaridad.
Gracias a la ONG Persona Solidaridad este año he podido vivir unas vacaciones diferentes: la experiencia de colaborar como voluntaria en otro país. Concretamente en el pueblo de Villa Rica, en la provincia de Oxapampa en Perú.
Cuando
pensamos en vacaciones probablemente lo primero que acude a nuestra mente es
descanso y relax. El resto del año estamos muy ocupados con nuestros trabajos,
con nuestros problemas cotidianos y lo que más ansiamos son esos días que nos alejan
de nuestra rutina y nos acercan a algún destino donde descansar de nuestra
ajetreada vida. Es nuestra realidad de primer mundo. Pero existen otros mundos,
existen otras realidades muy distintas. Otras realidades donde las vacaciones
simplemente no existen, donde lo que nosotros consideramos cotidiano supone un
lujo; donde necesitan ayuda para poder acceder a la educación, para tener una
vivienda digna e incluso para poder alimentar a sus hijos. Esta idea llevaba ya
bastante tiempo dándome vueltas en la cabeza.
A través de un
amigo conocí a la gente de la ONG Persona Solidaridad. Me contaron sus
proyectos en Perú y África y de repente vi claro que era la oportunidad
perfecta de aprovechar mis vacaciones ayudando a quienes más lo necesitaban y
de conocer de primera mano esas otras realidades.
A primeros de
año, como unas vacaciones bien planificadas, comenzó la organización del viaje.
Después de Semana Santa ya estaban
concretados el destino, el equipo y las fechas: Juanje, Jose, Inma y yo iríamos
a Perú en julio.
El viaje fue
largo y un poco pesado. Después de doce horas
de vuelo y pasar todo el día en
Lima, nos metimos nueve horas de autocar para, por fin, llegar a Villa Rica. No
es un destino turístico de Perú, pero tiene unos paisajes muy bonitos al estar
situado en la Selva Central. Es un pueblo grande, lleno de contrastes y
desorden, donde convive gente que tiene mucho con la que no tiene prácticamente
nada. La clase media prácticamente no existe. Esto inevitablemente implicaba
que habría mucho trabajo por realizar.
Nuestra tarea
se centró en las niñas del Internado “Ana Mogas” y en los niños del colegio de
educación especial “Moisés Hassinger Cruz”, ya que la ONG tiene actualmente proyectos
con ellos. También colaboramos con grupos de jóvenes de la parroquia. Tanto las
niñas del internado como los niños con síndrome de Down tienen una realidad y
unas historias muy duras a pesar de lo pequeños que son. Muchos no conocen a
sus padres, las madres los tienen que dejar solos o con las abuelas porque se
tienen que ir a trabajar y la comida más decente del día la reciben en el centro.
Lo que más me impresionó fueron las ganas que tienen de seguir adelante, de no
estancarse y, sobre todo, lo agradecidos que son.
Realizamos
actividades con los grupos, les llevamos a hacer una pequeña ruta y tuvimos una
pequeña fiesta. Les pintamos las caras, hicimos pompas gigantes de jabón,
cantaron, bailaron… ¡lo pasamos genial! No tengo palabras para describir sus
caras de alegría y felicidad. Según estoy escribiendo esto, se me dibuja una
sonrisa enorme en mi cara y se alegra mi alma al recordar esos momentos.
No todo fue
trabajo. También tuvimos nuestros paseos por la selva y pudimos disfrutar de unas
cascadas preciosas y de unos paisajes espectaculares. Vimos unas orquídeas
increíbles. Realmente no sé por qué no hay más turismo en esta zona de Perú
dónde hay tantas cosas, y tan bonitas, por descubrir.
También
estuvimos acompañando a algunos ancianos. Viven solos, en condiciones muy
precarias, de extrema pobreza y con mucha falta de afecto; en unos “cuartos”
que son cuatro tablas mal puestas por donde entra el aire, el frio y el agua. En
la temporada de lluvias debe ser
horrible. Tienen una especie de cama y poco más. Sin agua corriente dentro del
cuarto y mucho menos saneamiento… Mucha de esta gente tampoco tiene electricidad. ¡Yo no he visto nada igual en mi vida! Creo
que las chabolas de nuestro primer mundo están muy por encima de esos cuartos.
Hay que estar
allí, conocer esa pobreza, sentirla y escuchar las historias de vidas tan
difíciles para poder apreciar cuánto podemos ayudarles. La labor que ONGs como
Persona Solidaridad realizan ya da sus frutos pero aún falta mucho por hacer.
Nuevos proyectos sociales y educativos con Cáritas de aquella zona y la colaboración
de alumnos de la UBU con el colegio de educación especial son una buena
muestra.
A lo largo de
los días, conocí gente muy acogedora y hospitalaria que me abrió las puertas de
sus casas, compartieron sus historias y me invitaron a comer sus comidas
típicas. Me llamó mucho la atención “la pachamanca”, que significa olla en la
tierra, ese plato para ocasiones especiales en el que cocinan carnes de vaca,
de cerdo, pollo y una variedad de tubérculos bajo tierra y que es anterior al
imperio Inca. La verdad es que todo me llamaba la atención porque allí todo es
diferente: el transporte, las tiendas, las casas….
Yo no sé si
les he podido ayudar en algo, lo que si tengo claro es que ellos me han ayudado
a ver las cosas de manera distinta, a apreciar cada día, a dar gracias a Dios
por todo lo que tengo, a valorar mi vida y la ajena, la comida que cada día tengo
en mi plato, a mi familia…
Han sido unas
vacaciones DIFERENTES, con mayúsculas. El descanso y el relax no han sido sus
características principales pero a cambio he podido conocer una de esas otras
realidades, con sus gentes, su cultura y sus historias y he recibido toneladas
de cariño compartiendo momentos inolvidables. No tengo más que palabras de
agradecimiento por este viaje que ha dejado en mí un recuerdo imborrable.
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