
Es la responsable de mantener y defender los escasos bienes familiares, cultivando y labrando los campos o atendiendo un pequeño comercio. Ella es la que da rienda suelta a su creatividad para hacer progresar a la familia con distintas actividades y de su buen hacer se espera que sirva para ir eliminando las costumbres y tradiciones negativas (superstición y magia) que frenan, y mucho, el desarrollo.
La familia en Tanzania, en general, está desintegrada. Pocos son los casos en que conviven en la misma casa marido y mujer y cuando lo hacen pocas veces existe una verdadera relación de amor-afectividad. Lo más frecuente es encontrar a la mujer sola a cargo de bastantes hijos, o por ser madre soltera o separada o porque el marido la ha abandonado o se ha ido a buscar trabajo lejos… Muchos niños no conocen a su padre. Con frecuencia viven en casa de la abuela o de algún pariente cercano… En el mejor-peor de los casos la educación de los hijos recae sobre la madre, únicamente.

Las mujeres en África sufren una fuerte discriminación. Se las considera sujetos de deberes, pero sin apenas derechos. A pesar de todo el trabajo que sacan adelante la mayoría de las veces no toman decisiones, ni siquiera sobre su propia vida. Son los hombres los que deciden si deben tener o no relaciones sexuales, o si deben acudir al médico. Participan muy poco en la política de sus comunidades y, en general, son apartadas de los núcleos de decisión. Todavía siguen soportando grandes injusticias en el tema de las herencias. A todo esto se une que muchas mujeres son analfabetas y la ignorancia las sigue esclavizando.

Muchas veces se dice que sobre las espaldas de la mujer camina y avanza África, y es verdad porque ellas son el motor de la vida, del comercio, de la familia; debemos seguir apoyándolas para hacer una África mejor, más digna y más humana. Ellas demuestran día a día que la esperanza es real y cuántas veces logran que la vida triunfe donde parece que siempre tiene las de ganar la muerte.
Fuentes: Índice de Desarrollo Humano 2007. Informe de Manos Unidas “Ser madre en África es heroico”. Apuntes del misionero de la Consolata Daniel Ruiz.