sábado, 26 de mayo de 2012

Viajar por Tanzania

No sé si os acordáis de las famosas furgonetas Vanette que, cuando yo era adolescente, se veían por España. Aquí en Tanzania se llaman daladala y son la forma más común de viajar. En Kenya son los matatus, en Mozambique las chapas,…


¿Cuánta gente puede caber en un daladala? ¿? En España tenían 9 plazas pero hoy en contado 19 en el que me ha llevado al centro. A esto hay que sumar la gente que va de pie: 8, 9, 10 personas más, bien apretaditas. Siempre puede subir alguien más. La ambición de los dueños o de los que lo gestionan no tiene fin, las averías tampoco.

Viajar en África puede resultar una auténtica aventura, una experiencia única, agobiante, irrepetible, asfixiante, estresante, dura… No puedo resistir la tentación de contaros el maratoniano día que pasé hace unos días en el transporte tanzano. El viaje me llevaría de Pawaga a Sadani, separadas por menos de 200 km. 12 horas interminables para conocer un poquito más este país y a sus gentes. En África se viaja así, los pobres viajan así, sufriendo, sin dignidad.

La bocina del bus me ha despertado a las 4 y pico de la mañana. Al conductor no le ha importado mucho lo temprano de la hora. No se ha parado a pensar que en ese momento casi todo el mundo… duerme. No tengo muy claro a qué hora sale exactamente. Lo he preguntado pero he recibido varias respuestas posibles. Estoy en la carretera desde las 4:30. Media hora más tarde estoy pegando botes en una pista de tierra. Nos separan 75 km. de Iringa que haremos en 3 horas. Este recorrido lo hace el bus de la Upendo (amor en swahili), un trasto antediluviano que bien podría desmontarse en cualquier momento. No tiene ventanas y en cada fila hay 5 asientos. Me ha tocado en el cercano al pasillo y voy con medio cuerpo fuera pero aún así soy terco e intento dar una cabezadilla. Esta vez no lo conseguiré.

Recién salidos ha subido un pasajero que se ha puesto a discutir acaloradamente con el cobrador que le exige lo mismo que he pagado yo. 500 Tsh. (25 céntimos de euro) provocan un enfrentamiento cuando todavía no ha salido el sol. Tras una hora de viaje hemos llegado al bosque, con unos colores otoñales preciosos, donde está la parada obligatoria para comprar leche a los masai. Algunos han subido y han empezado las aglomeraciones en el pasillo. Gracias a Dios el resto del viaje discurre tranquilamente y he podido hasta disfrutar de un amanecer magnífico. Pero esto no ha hecho más que empezar.

En Iringa me he permitido un desayuno acorde al día que me espera, he descansado un rato y vuelta a empezar. Ahora mi destino es Kinyanambo, a 70 km., un cruce en la carretera principal que conduce hacia el sur antes de Mafinga, a casi 2000 m. de altura. La carretera está asfaltada y los comienzos son prometedores: nos para la policía y “desaloja” a todos los que van de pie. Es la primera vez que lo veo, aunque no he observado que hayan pagado multa alguna quizá porque el policía ha obtenido unos ingresos extra. Quién sabe. Tras este incidente que ha mejorado la calidad del viaje no tardamos 5 minutos en estar todavía más apretujados que antes. En algún momento hemos superado la treintena y confieso que he estado rodeado por todos los lados de humanidad tanzana. No se lo recomiendo a los claustrofóbicos. La puerta va abierta en algunos momentos y el cobrador y algún otro con el cuerpo fuera. No cabe un alfiler o eso creo yo.

Pienso en la poca dignidad que supone para todos ir como ovejas durante tres horas. Algunos se niegan a subir pero a otros les da igual. Un pasajero ha empezado a discutir acaloradamente con el cobrador. Hay un momento de tensión. No sé si es por el precio o por el equipaje pero los gritos y las apreturas hacen que uno desee que se acabe este tormento. A cada rato nos vamos parando para recoger o dejar gente porque no hay paradas establecidas.

Es la una y media cuando llegamos y el siguiente daladala está lleno. Full, -nos dicen. ¡Cómo estará para que no nos hayan dejado subir! Nuestro destino final, Sadani, está a 45 km. y la carretera vuelve a ser de tierra. Cuando son las 14:30 llega un pequeño bus y nos metemos como balas para coger un sitio. Tardará más de media hora en arrancar. Me estoy agobiando.


Hemos pillado los dos asientos al lado del conductor. El bus es viejo y varias partes del cuadro de mandos están arrancadas. En un momento he visto que el conductor juntaba dos cables, de los que ha saltado una chispa, para que hicieran conexión. Estoy rodeado. Cuando menos me lo espero me encuentro acorralado por cajas y bultos. A mi lado se han desparramado un montón de tubos de superglue. Estoy demasiado cerca del conductor y no le dejo cambiar bien así que ha optado por poner un ladrillo debajo de mi asiento para que me vaya hacia la izquierda y no le meta mi pierna en la caja de cambios. Dentro ha empezado a hacer calor y ya no disimulo movimientos de todo tipo para encontrar la postura.

Cuando queda poco, la penúltima parada es para mear pero da lo mismo, no puedo salir. Hemos llegado a las 16.30. Veo abrirse el cielo. Hace más de 12 horas que me levanté y estoy muerto. Perdone señor conductor, ¿me permite salir por su puerta?




sábado, 19 de mayo de 2012

Marcados por el sida

Hace unos días leía este titular en un portal de noticias: “Una cinta roja en el uniforme para identificar a los alumnos con VIH en Tanzania”.
Y es que parece que en siete escuelas de este país han decidido “controlar” a los alumnos seropositivos con este método. El director de una de las escuelas justificaba esta conducta, parece ser que a petición de los padres, para "identificar a los niños" y lograr con ello asegurarse de que no realizan "tareas costosas que puedan afectar a su salud". Algunas asociaciones, como supondréis, se han echado las manos a la cabeza considerando que el único objetivo es marcar a las personas con esta enfermedad. ¿Es ético revelar esta información? Parece que debería ser confidencial a no ser que uno quisiera revelarlo.

Algunos datos: desde el año 2001 al 2009 el número de niños enfermos de sida en África paso de 1,8 millones a 2,3 millones y el número de huérfanos por esta causa ha aumentado a casi 17 millones en 2009, más de 14 millones, en el África subsahariana. Estos niños no solo sufren el estigma de la enfermedad que los discrimina, sino que a menudo padecen desnutrición, carecen de atención médica y de educación, son obligados a trabajar o explotados sexualmente o se les niega el acceso a servicios básicos e incluso a un techo, lo que les hace cada vez más vulnerables.

Además de frenarla es necesario vencerla en el ámbito cultural, social, familiar y personal, porque es una enfermedad que causa vergüenza, a la que se le tiene miedo. La persona enferma necesita ser acogida, aceptada y animada para que no viva el sida como una condena a muerte.

Algunas de las claves para entender el sida en África nos las da Michael Czerny, fundador en Nairobi del African Jesuil Aids Network: “Para el africano la familia ocupa un lugar muy importante en su vida. Es indispensable hacer sentir al enfermo que es parte de una familia, tanto si necesita atención médica, como si se le ofrece asistencia y ayuda. Nadie tiene derecho a juzgarlo ni a hacer cálculos de su responsabilidad. Cualquier forma de condena está fuera de lugar.”

Leo en la revista Antena Misionera que, cosa impensable hace unos años, el parlamento de Kenia ha tratado el tema del Sida. El 1 de diciembre de 2010, con ocasión de la Jornada Mundial contra el SIDA, entró en vigor una ley sobre el tema. Se llevaba discutiendo desde 2006, buscando soluciones desde el lugar y no solo las que llegan desde el norte. La ley impone una multa de 5000 € o bien 7 años de cárcel a quienes sabiendo que están enfermos, infectan a otra persona. ¿Es esto suficiente? Parece que no.
El sida empezó su expansión en la década de los 80. Desde entonces la investigación y los tratamientos han avanzado mucho. A pesar de eso, sigue siendo la principal infección mortal del mundo. Más de 33 millones de personas padecen el VIH, de los cuales, más de 22 millones viven en el África subsahariana, donde el sida está asociado a otros problemas: la pobreza, la malnutrición, la tuberculosis, la malaria y el escaso nivel de educación sanitaria.

El informe de Manos Unidas con ocasión de su última campaña contra el hambre subraya que son las mujeres y las niñas las más vulnerables a la infección. En los países más afectados, las encuestas indican que por cada hombre infectado llega a haber hasta tres mujeres jóvenes en la misma situación. La mujer embarazada portadora tiene un 35% de probabilidades de transmitírselo al bebé, y la mitad de los lactantes infectados mueren antes de los 2 años por eso se hace necesaria la prevención de la transmisión de madre a hijo y pruebas para emitir un diagnóstico a tiempo.

Hoy en día, existe una respuesta al sida efectiva, pero falta muchísimo por recorrer para que pueda llegar a todos los enfermos, principalmente en esta zona del mundo donde muere mucha gente de mediana edad. Uno de los últimos fue Salvatori, el encargado de la ganadería en el Programa Ihanzutwa, hace unas pocas semanas.




sábado, 12 de mayo de 2012

AL SERVICIO DE LOS MÁS POBRES 2

Continúa hoy la entrevista al padre Daniel. Espero que la disfrutéis tanto como yo.




¿Cómo es la zona donde realizas tu trabajo? ¿Cómo son los tanzanos? ¿Qué destacarías de su forma de ser y actuar?

Hace seis años que me trasladé de Iringa ciudad, con una pastoral típicamente urbana-africana, a Sadani, localidad plenamente rural. Es una Parroquia que el año que viene, 2013, cumplirá 75 años de existencia. Para ello, junto con toda la comunidad cristiana, nos estamos preparando para que sea un momento de renovación pastoral, de vida y de estructuras materiales. Los cristianos lo ven como un homenaje de gratitud a todos los misioneros/as, catequistas y bienhechores que nos precedieron y que han hecho que el Evangelio de la Vida
haya penetrado en este pueblo de los Wahehe.

¿Cómo es la zona donde realizas tu trabajo? ¿Cómo son los tanzanos? ¿Qué destacarías de su forma de ser y actuar?

Hace seis años que me trasladé de Iringa ciudad, con una pastoral típicamente urbana-africana, a Sadani, localidad plenamente rural. Es una Parroquia que el año que viene, 2013, cumplirá 75 años de existencia. Para ello, junto con toda la comunidad cristiana, nos estamos preparando para que sea un momento de renovación pastoral, de vida y de estructuras materiales. Los cristianos lo ven como un homenaje de gratitud a todos los misioneros/as, catequistas y bienhechores que nos precedieron y que han hecho que el Evangelio de la Vida haya penetrado en este pueblo de los Wahehe.

Sadani se encuentra en las High Lands (Tierras Altas) del centro-sur de Tanzania. A 30 km. descendiendo llegamos a Madibira (la Misión original de donde nació la nuestra) en pleno Rift Valley (el Valle del Rift).



A pesar de los 75 años transcurridos son muchos los retos que suponen estos pobladores de Sadani. La brujería, la superstición, el poder de la magia es algo que aún ejerce una fuerza enorme sobre estas personas. El Evangelio ha tratado siempre de vencer esas fuerzas oscuras que no hacen más que crear miedo y terror en el corazón de nuestra gente. El miedo y la ignorancia siguen siendo los dos enemigos a derrotar. De ahí el esfuerzo, a nivel de toda la diócesis de Iringa, por llevar a cabo una Nueva Evangelización. Para ello un instrumento muy valido son las Pequeñas Comunidades de Base, de tipo familiar (aquí llamadas Jumuiya Ndogo Ndogo). El Catecumenado es también un arma fundamental para preparar a los futuros cristianos a que se conviertan en testigos vivos del Resucitado en sus poblados. Los Catequistas (33) son las manos y pies de los pastores, que somos solo dos. Sin ellos, ¿cómo podríamos llegar con eficacia a los 14 poblados que sirve nuestra Parroquia? De ahí que uno de los retos principales es su formación: Catequistas maduros y bien formados es garantía de una evangelización en profundidad.



¿Que como son los tanzanos? Ante todo, como decía antes, son gente pacífica y con un gran sentido de la unidad nacional. Por eso no existe casi el tribalismo. A mi entender necesitarían reaccionar un poco más ante flagrantes injusticias. En este campo les veo demasiado “sumisos” a los Wakubwa (a los “grandes”, sobre todo políticos). El miedo les atenaza y de eso se aprovechan los de arriba.



¿Qué es lo más difícil de vivir en África?

Quizá motivado por nuestro temperamento latino, una de las cosas que más me cuesta aceptar es su resignación ante las adversidades. El “Bahati mbaya” (mala suerte) y el “Mapenzi ya Mungu” (Dios lo quiere) están de continuo en sus labios como para justificar todos los males, a menudo provocados por ellos mismos.



De ahí que la paciencia, como virtud activa, es un don que hay que pedírselo a Dios cada mañana. Recién llegado un anciano misionero, ya fallecido, me decía en su buen “italiano fiorito”: “Daniel, chi ce l’ha la perde e chi non ce l’ha l’acquista” (el que la tiene la pierde y el que no la tiene la adquiere). De primeras no sabía a qué se refería, hasta que entendí que se trataba de la paciencia. Con ella se logra aceptar las diferencias, saber escuchar, entender sus ritmos…en fin se logra llegar a querer al africano como a un hermano con capacidad de humanizarme, a mí y a esta nuestra sociedad tan deshumanizada.



¿Cuál es el trabajo que realiza un misionero hoy en día? ¿A qué retos se enfrenta?

En una pregunta anterior ya he tratado de dar unas pinceladas de nuestro trabajo, sobre todo pastoral. A lo dicho tendría que añadir la labor en la Educación.

En los 6 años que llevo en Sadani se han abierto 4 escuelas secundarias. Cuando llegué en 2006 solo existía la Sadani Secondary School. En la actualidad son casi 2.000 alumnos que las frecuentan. Por lo cual hace unos años optamos por priorizar la formación religiosa en ellas. El Gobierno nos concede dos periodos semanales que aprovechamos para también evangelizar en las aulas a través de la Palabra de Dios.



El joven estudiante es muy receptivo e interesado por lo religioso. Además en todas las secundarias existen los Y.C.S. (Young Christians Students=J.E.C=Juventud Estudiantil Cristiana) que son una fuerza testimonial en cada escuela y que nosotros acompañamos con mimo.



Después está la visita a los enfermos, que aquí son muchísimos. Apoyo espiritual y material. En ello trato de implicar a los miembros de las Pequeñas Comunidades de Base que se ofrecen con gran dedicación.


Además de vuestra labor pastoral, vuestra labor social es muy intensa. ¿Nos podrías hablar de ella?

Para empezar, Sadani es uno de los pocos pueblos con agua y luz. Y todo gracias al ingenio nato (de ingeniero natural) de un misionero ya fallecido, el P. Luigi Negro, que construyó una presa, con un canal de casi 1 km. de largo para desviar el agua del rio Liandenvela, que pasa cerca, y mover una turbina que produce casi 100 kilowatios. Con esa energía bombeamos el agua a todos los rincones del pueblo, damos luz a las escuelas (primaria y secundaria), hacemos funcionar la carpintería y el molino (siempre abarrotado de gente con su maíz para moler), cargamos las baterías de la gente que a diario se las cargan en sus bicis para poder tener un poco de música en casa y escuchar la radio, etc…

De cara a la infancia tenemos dos guarderías, que son Preescolares o Escuelas de “Parvulitos”, de 4 a 6 años, con casi 200 niños. Además de la enseñanza que reciben y que les hace llegar a la primaria mejor preparados que los demás, cada día reciben una comida abundante y vuelven a sus casas hacia las doce del mediodía contentos y satisfechos.

Damos mucha importancia a la agricultura. Siguiendo el eslogan de este país Kilimo Kwanza (lo primero la labranza), hemos conseguido que a través de los campos de la misión cada grupo, comunidad o asociación tengan su campo de maíz y judías. Con lo cosechado cada año van logrando tener su “cuenta corriente” que les hace sentirse más libres e independientes en lo económico.
Sin olvidar las cosas que hemos construido con ayuda de Manos Unidas: una guardería y el albergue-dormitorio para las chicas en la Escuela Secundaria de Sadani. Actualmente duermen en él 120 chicas, sobre todo muchachas que provienen de fuera de Sadani.

Después de tantos años al pie del cañón, ¿qué ilusiones tiene un misionero como tú?

Son las mismas que cuando llegué hace 36 años. Incluso me atrevería a decir que más maduras y sin tantas idealizaciones. Ya no sueño con convertir a África ni eliminar el hambre y la ignorancia. Me quedo con lo de Jesús: “Si el grano de trigo no muere…”. Eso, aportar un granito de arena o mejor de trigo y que se pudra en la tierra, porque si no, no da fruto. He aprendido que aquello que decía Juan Bautista es la pura verdad, aunque cuesta un montón: “Que yo disminuya para que Él crezca”. Ésta es mi “espiritualidad”…



Danos tres razones para que un español visite Tanzania.

Además de la turística, de todos conocida y que es la que más atrae, si vienes a Tanzania ven a aprender y a escuchar…te enriquecerás. Si esa es la razón que te empuja a venir descubrirás una cosita muy sencilla: que se puede ser más feliz con muchas menos cosas. Y si además el bichillo del servicio te roe, no lo dudes, aquí tienes un campo inmenso donde realizarte como persona y como cristiano. KARIBU SANA!!! (¡Sed muy bienvenidos!)








domingo, 6 de mayo de 2012

AL SERVICIO DE LOS MÁS POBRES

Esta semana y la que viene os ofrezco en el lugar de encuentro que quiere ser este blog, una entrevista que le he hecho al padre Daniel del que ya os he contado algo en otras entradas. Hace unos días tuve la suerte de volver a pasar un día con él y de disfrutar de su misión en una zona rural de Tanzania.
Que estas líneas os ayuden a acercaros a la realidad de este continente y a la de un misionero que está dando su vida al servicio de los más pobres.
Daniel, ¿cuándo y cómo te haces misionero?

Mira, el cómo y el cuándo dejémoselo a Dios y al misterio de su llamada. De lo que estoy seguro, sin lugar a dudas, es que la familia es el origen de toda vocación. Si desde niño te envuelve una atmósfera de fe y preocupación por los demás, pues la llamada se puede verificar antes o después. Y yo he tenido la suerte (=gracia) de tener unos padres que me han inculcado esas dos “perlas” desde muy temprano.

Después, en lo cronológico, estando ya en el Seminario de Derio (Bilbao) en los años 50-60 se respiraba una inquietud misionera muy fuerte. El marchar a las así llamadas Misiones Diocesanas Vascas (en Los Ríos y El Oro de Ecuador) era visto y sentido como algo lógico para toda vocación sacerdotal.

¿Que por qué no me fui yo también como misionero diocesano? Pues porque otros se adelantaron. Estando estudiando filosofía era muy corriente la visita de misioneros de distintos institutos misioneros. Y fueron los de la Consolata los que me “pescaron”. A decir verdad, mucho influyó el grupo que habíamos formado con la misma inquietud misionera. De aquel grupo 4 ingresamos en esta Congregación Misionera. De ellos, al cabo de tantos anos, seguimos al pie del cañón 3 (dos en Tanzania y uno en Kenya).


¿Cuándo llegaste por primera vez a África?

En septiembre de 1976. No podré olvidar esa fecha porque al entrar en Iringa (ciudad del centro sur de Tanzania, donde tenemos la Casa Provincial) me quedé fascinado ante el espectáculo de color que pude contemplar. Toda la ciudad resplandecía de color malva-violeta a causa del comienzo de la floración de las “yacarandas”. Cada año por esas fechas recuerdo mi llegada a África con un poco de nostalgia.

¿Qué responsabilidades has tenido desde que llegaste?

De primeras fui a Kipalapala en Tabora (centro-norte) a frecuentar un Curso de Lengua, el Kiswahili o Swahili. Breve pero intenso. Y de allí, al tajo. La primera Misión a la que me destinaron fue Kisinga. Lugar perdido en las Montañas Livingstone, cerca del gran lago Tanganyika, entre el pueblo de los Wakinga. Más tarde he estado en varias misiones de la zona de Iringa, entre los Wahehe, que es el pueblo con el que vivo y trabajo en la actualidad, en la Parroquia-Misión de Sadani.



Casi todo el tiempo mis responsabilidades han sido de tipo pastoral directa si exceptuamos los cinco años que me encargaron el trabajo de Animación Vocacional, con el rimbombante nombre o título de Mkurugenzi wa Miito ( Director Vocacional). En esa época tuve la gran suerte de entrar en contacto con los jóvenes tanzanos y con sus inquietudes vocacionales. Gracias al que llama (y un poquito a mi colaboración) hoy día hay un grupo de misioneros tanzanos esparcidos por los diversos continentes anunciando el mensaje de salvación.



Desde 1995 al 2000 mis superiores me invitaron a dar el salto a América Latina, en concreto a Venezuela. Entre otras responsabilidades me asignaron la pastoral Afro (para no variar…) en una zona de ese país llamada Barlovento. Sus habitantes pertenecen a la población Afro-Caribeña, descendientes de los esclavos trasladados a América del Sur provenientes, sobre todo, del Golfo de Guinea (Nigeria).


Los retos que allí encontré son muy fuertes pues en su fe-creencia se da un gran sincretismo. La “religión” que priva es la santería, mezcla de piedad popular hispana, divinidades locales y los “Orixes” que se trajeron de África. A pesar de tener el mismo color de la piel que los africanos las diferencias con su África de origen son muy fuertes. Y lo mismo diría de la lengua. No por hablar castellano-barloventeno es más fácil el trabajo allí que en África. En fin, he de agradecer a Dios y a mis superiores haberme dado la ocasión de trabajar en esa tierra: “Barlovento…tierra ardiente y del tambor”, como suena su himno local.


Tú viviste en Tanzania en la época de Nyerere, ¿cómo contribuyó este hombre a la Tanzania actual?

Cuando yo llegué a Tanzania reinaba una gran euforia por la apuesta de este gran estadista a favor del socialismo tanzano que él llamó Ujamaa. Como intuición era algo magnífico, casi una vuelta a los Hechos de Los Apóstoles donde “la multitud de los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma…todo lo ponían en común…”. Este objetivo lo quiso lograr con la creación de los así llamados Vijiji vya Maendelo” (Poblados del Progreso). En ellos había que combatir contra los tres “enemigos” más feroces: hambre, enfermedad e ignorancia. El factor humano (egoísmo, ambición, corrupción) hizo que este ideal se quedase en eso…en puro ideal.

A Julius Nyerere hay que reconocerle, primero que fue un hombre honesto y servidor de su pueblo. No por nada le llamaron Mwalimu (el Maestro). No se enriqueció aprovechándose de su posición, cosa insólita por estos lares. Alguien ha comenzado a hablar de un posible proceso de beatificación. No lo veo fácil, sin embargo sigue siendo modelo de estadista y político para nuestros tiempos y para este país donde predomina la corrupción y los corruptos.

Su contribución principal es que ha creado un humanismo nuevo. Tanzania es una “mosca blanca” en este continente de guerras tribales y genocidios. Se ha mantenido en paz gracias a su “magisterio”. El tribalismo casi no existe y la unión nacional es muy fuerte (a excepción de los conatos de separatismo que llegan de Zanzíbar). Un factor importante de esta unidad es la lengua, nacional y oficial: el Kiswahili. Ha estrechado los lazos de unión entre las diversas etnias (126). No podemos decir lo mismo sobre el capítulo de la economía. Aquí Nyerere no triunfó.


Continuará…