sábado, 19 de mayo de 2012

Marcados por el sida

Hace unos días leía este titular en un portal de noticias: “Una cinta roja en el uniforme para identificar a los alumnos con VIH en Tanzania”.
Y es que parece que en siete escuelas de este país han decidido “controlar” a los alumnos seropositivos con este método. El director de una de las escuelas justificaba esta conducta, parece ser que a petición de los padres, para "identificar a los niños" y lograr con ello asegurarse de que no realizan "tareas costosas que puedan afectar a su salud". Algunas asociaciones, como supondréis, se han echado las manos a la cabeza considerando que el único objetivo es marcar a las personas con esta enfermedad. ¿Es ético revelar esta información? Parece que debería ser confidencial a no ser que uno quisiera revelarlo.

Algunos datos: desde el año 2001 al 2009 el número de niños enfermos de sida en África paso de 1,8 millones a 2,3 millones y el número de huérfanos por esta causa ha aumentado a casi 17 millones en 2009, más de 14 millones, en el África subsahariana. Estos niños no solo sufren el estigma de la enfermedad que los discrimina, sino que a menudo padecen desnutrición, carecen de atención médica y de educación, son obligados a trabajar o explotados sexualmente o se les niega el acceso a servicios básicos e incluso a un techo, lo que les hace cada vez más vulnerables.

Además de frenarla es necesario vencerla en el ámbito cultural, social, familiar y personal, porque es una enfermedad que causa vergüenza, a la que se le tiene miedo. La persona enferma necesita ser acogida, aceptada y animada para que no viva el sida como una condena a muerte.

Algunas de las claves para entender el sida en África nos las da Michael Czerny, fundador en Nairobi del African Jesuil Aids Network: “Para el africano la familia ocupa un lugar muy importante en su vida. Es indispensable hacer sentir al enfermo que es parte de una familia, tanto si necesita atención médica, como si se le ofrece asistencia y ayuda. Nadie tiene derecho a juzgarlo ni a hacer cálculos de su responsabilidad. Cualquier forma de condena está fuera de lugar.”

Leo en la revista Antena Misionera que, cosa impensable hace unos años, el parlamento de Kenia ha tratado el tema del Sida. El 1 de diciembre de 2010, con ocasión de la Jornada Mundial contra el SIDA, entró en vigor una ley sobre el tema. Se llevaba discutiendo desde 2006, buscando soluciones desde el lugar y no solo las que llegan desde el norte. La ley impone una multa de 5000 € o bien 7 años de cárcel a quienes sabiendo que están enfermos, infectan a otra persona. ¿Es esto suficiente? Parece que no.
El sida empezó su expansión en la década de los 80. Desde entonces la investigación y los tratamientos han avanzado mucho. A pesar de eso, sigue siendo la principal infección mortal del mundo. Más de 33 millones de personas padecen el VIH, de los cuales, más de 22 millones viven en el África subsahariana, donde el sida está asociado a otros problemas: la pobreza, la malnutrición, la tuberculosis, la malaria y el escaso nivel de educación sanitaria.

El informe de Manos Unidas con ocasión de su última campaña contra el hambre subraya que son las mujeres y las niñas las más vulnerables a la infección. En los países más afectados, las encuestas indican que por cada hombre infectado llega a haber hasta tres mujeres jóvenes en la misma situación. La mujer embarazada portadora tiene un 35% de probabilidades de transmitírselo al bebé, y la mitad de los lactantes infectados mueren antes de los 2 años por eso se hace necesaria la prevención de la transmisión de madre a hijo y pruebas para emitir un diagnóstico a tiempo.

Hoy en día, existe una respuesta al sida efectiva, pero falta muchísimo por recorrer para que pueda llegar a todos los enfermos, principalmente en esta zona del mundo donde muere mucha gente de mediana edad. Uno de los últimos fue Salvatori, el encargado de la ganadería en el Programa Ihanzutwa, hace unas pocas semanas.




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