martes, 31 de agosto de 2010

lunes, 23 de agosto de 2010

Viviendo en el norte pero con el corazón en el Sur

Hace unos días que regresé de este último viaje a Perú. Ya van unos cuantos. Aquel país empieza a ser un poco mi casa.Los últimos días siempre son intensos. Proyectos que empiezan a perfilarse. Reuniones con gente que pide ayuda a la ong. Evaluación de todos los proyectos que llevan tiempo funcionando. Despedidas de los amigos. Son unos días realmente emocionantes, llenos de vida, de vida de la buena.
No se pueden contar con palabras todos los buenos momentos vividos. La charla con Javier Elí al lado de la laguna del Oconal; ese ratito con Paulina, una mujer entrañable; la despedida de Gaby, de Juana, de los Carlos, que ya son como mi familia en Villa Rica. El último momento antes de coger el "carro" de vuelta con China, con Susana, con Marian, con Wilma. Y el corazón que se resiste a marchar y ese camino a San Ramón, tantas veces recorrido, con todos en silencio sin saber qué decir.

Una parte de mí ya vive en Villa Rica. Una parte de mí vive en el Sur. En estos veranos he aprendido mucho, mucho de mí y un poco de los pobres, de los que nada tienen, de los que cada día tienen que luchar para vivir. Ellos tienen tanto que enseñarme...Y ya no puede ser de otra manera, quiero vivir con ellos y como ellos. Aunque de momento tenga que estar en estas latitudes mi vida está con ellos. Quiero compartir su vida y crecer junto a ellos. Quizá pueda ayudar, en algunos casos, a que sus vidas sean más dignas, más humanas. Quizá ellos puedan hacer mi vida más humana, más llena de vida.
Los primeros días en Burgos son, al menos, extraños. Vivo en una casa con muchas comodidades y las cosas más sencillas me parecen extraordinarias: abro el grifo y puedo beber el agua sin tener que hervirla, los mosquitos no me molestan ni pueden transmitirme ninguna enfermedad, las calles de mi barrio están asfaltadas y apenas hay suciedad, me puedo duchar (mucha gente en Villa Rica no tiene esa posibilidad),... Podría seguir con miles de detalles.

Lo siguiente es preguntarse qué he hecho yo para merecer esto. La respuesta es fácil: NADA. Por eso inmediatamente surge en mí el deseo de que todos en este mundo dispongan de las mismas oportunidades que yo disfruto. Y el deseo sólo se puede hacer realidad trabajando. Ya sé que nuestra aportación, como decía la Madre Teresa de Calcuta, es una gota en el océano. Pero esa gota es imprescindible. Podemos, mejor, debemos ayudar a vivir, cada uno desde sus posibilidades, desde su tiempo. Urge el compromiso por un mundo más justo. Abramos los ojos a las necesidades de los otros, por supuesto empezando por los que tenemos más cerca.

Hace unos días que regresé del Sur pero sigo allí.

jueves, 19 de agosto de 2010

Viviendo en el Sur 6

Aquí tenéis otro vídeo con la calle principal de Villa Rica desde un motocar, el taxi del Perú.

Igualdad entre los géneros

Os pongo el enlace al tercer documental de la serie historias del milenio. Éste dedicado al tercer objetivo que se quiere alcanzar:la igualdad entre los géneros.

Objetivo del Milenio 3, Igualdad Entre los Géneros. Historias del Milenio, serie documental en TVE, Camboya

jueves, 12 de agosto de 2010

Educación primaria universal

Estos días en Villa Rica, Susana es nuestra excelente cocinera. Ella vive en Huachipa.

Os paso el enlace al segundo documental de la serie de la 2, Historias del Milenio, que cuenta la historia de Abel un niño que hace ladrillos y por la tarde estudia. Vive en Huachipa.

Objetivo del Milenio 2, Educación Universal Primaria. Historias del Milenio, serie documental en TVE, Perú.

martes, 10 de agosto de 2010

Viviendo en el Sur 4

¿Hay alguien al otro lado del cable telefónico? Si es así mandad algún comentario o algún mensajillo y así sé algo de vosotros.

¿Qué tal os va? Imagino que muchos estáis de vacaciones, tomando el sol en la playa o en la montaña. Espero que estéis descansando.Yo sigo por Villa Rica en la selva central de Perú. Este pueblo, que algunos conocéis, vive estos días la resaca de las fiestas patrias. Ha desaparecido la gente que abarrotaba las calles y se respira la tranquilidad de siempre. No ha llovido desde hace días así que hay polvo para dar y tomar en las decenas de pequeños comercios de la calle principal que es casi la única que tiene el pueblo. Villa Rica es muy alargada y sólo una pequeña parte está asfaltada. Villa Rica ha mejorado los últimos años pero aún queda mucho por hacer.
Hoy quiero contaros algo de los ancianitos de este lugar que son, sin lugar a dudas, uno de los colectivos más abandonados.

Hemos visitado a Alejandro, un abuelo de unos 85 años que hemos encontrado medio moribundo. Daba pena verle. En una pequeña choza sin poderse mover, sin poderle entender, desnutrido y sucio. Vive con su hijo que parece que también está enfermo y su nuera que trabaja todo el día en un puesto callejero. "No le puedo atender"-nos dice. "Tengo que trabajar, no tengo medios." Y efectivamente no le atiende. Viven en la miseria y cuando se vive así, sobrevivir es lo primero. Le traemos su gaseosita y parece que eso le da vida. Se reincorpora como puede y la toma con gusto. Quedamos en volver para traerle algo de ropa y asearle.
No muy lejos encontramos a Toribia y Melitón. Sólo hablan quechua así que nuestra comunicación se basa en el cariño y en unas ropitas que agradecen con una sonrisa. Son muy mayores, viven en una casita de madera. Fuera tienen un caño para lavarse y algo de pituca que llevarse a la boca.

Pedro y Dominga son hermanos. Ya les conocemos de otros años. Nos reciben efusivamente. Ella está estos días cosechando café. Él va a su pequeño huerto a trabajar lo que le dejan los años. "La pobreza es dura hasta el final"- nos dice. A mí esta afirmación tan contundente me deja helado. Así han vivido siempre. Siempre han sido pobres y van a morir pobres. Ella no llega a 60 años y parece que tuviera ochenta. La pobreza va desgastando y creando callos y arrugas y otras cosas peores que no se ven porque están dentro. La pobreza les excluye de este mundo de la tecnología y de las oportunidades. Su día es para la supervivencia. Hemos compartido unos minutos con ellos. Nos sacan unos bancos para que nos aposentemos y allí formamos un círculo en el patio de la pobreza. Pedro y Dominga son pobres, están flaquitos pero son muy sonrientes y a mí me han hecho pasar un rato inolvidable. ¡Qué extraño! Un momento de felicidad rodeado de miseria. Les doy un abrazo para despedirnos y les aprieto fuerte y noto todos sus huesecitos. Algo tenemos que hacer por ellos. Para esos estamos aquí. La cabeza no para de dar vueltas. Algo encontraremos para cambiar esta realidad. Para hacer este asqueroso mundo un poco más humano.Pedro, que ya os he dicho que es pobre y lo sabe, muchos días ayuda a Corsino a limpiar su pequeño terrenillo. Corsino perdió a su mujer hace dos años y no para de hablarnos de ella. Ahoga sus penas en el vino y no le culpo. Su casa no es una casa y su familia que vive al lado no me parece una familia porque apenas le cuidan. Sus nietas parecen no querer acercarse. Corsino se gana el pan haciendo pan y vendiéndolo por el pueblo. "Siempre me acordaré de España, de España"-dice Corsino. Y es que estos abuelos sólo necesitan cariño y atención. Que estén con ellos, que les quieran. Nosotros lo hemos intentado esta tarde.
La intrahistoria de Villa Rica es, muchas veces, desoladora. Nuestro mundo es en su mayor parte así. No me gusta lo que veo. Me parece INSOPORTABLE. Desde la Ong tratamos de mejorar este trocito del mapa. Queremos intentarlo.

sábado, 7 de agosto de 2010

Erradicar la pobreza extrema

Os pongo en el blog el primer documental de la serie Historias del Milenio que han pasado por la dos hace unos meses. Son relativos a los Objetivos del Milenio. Este es del primer objetivo: Erradicar la pobreza extrema.

Objetivo del Milenio 1, Erradicar la Pobreza. Historias del Milenio, serie documental en TVE, Guatemala

martes, 3 de agosto de 2010

Viviendo en el Sur 3

Aquí seguimos en Villa Rica. Acabamos de mandar un artículo al diario de Burgos así que, quizá, próximamente nos leeréis.

Los días pasan rápido en un mundo que algunas veces nos resulta difícil, acostumbrados a las mil comodidades en Burgos. El colchón es delgadito y nuestra espalda está un poco maltratada, a veces el agua no sale todo lo caliente que nos gustaría y la limpieza en el pueblo, aunque este año hemos visto una brigada ecológica, deja bastante que desear. Después están los mosquitos, que se puede ir la luz durante todo un día, que no hay lavadora, que hay que hervir el agua para beberla,… Ya veis, un mundo distinto al nuestro al que me cuesta acostumbrarme.
De todas formas, todo lo anterior se ve compensado con el cariño de la gente. Gente que te habla, gente que te abre sus casas, gente que te besa cuando la encuentras y cuando la despides, gente sencilla muy agradecida, gente buena,… Gente como nosotros que tiene, por lo general y sin saber porqué, una vida bastante más cuesta arriban que la nuestra, gente que sufre un poco más de lo establecido para otras gentes.
Hoy quiero contaros el caso de Paulina y José Feliciano, un matrimonio que vive en un barrio, si cabe más humilde que el resto, en una casa pobre pero muy digna. Ella es presidenta de la Junta Vecinal, a veces no se la entiende bien, pero lucha como nadie por sus vecinos. Con harto esfuerzo están dando estudios a sus hijos. La pequeña, Gaby, ha empezado este año Contabilidad en Tingo María, a 14 horas de aquí. Hemos buscado un padrino en España para que le apoye. De otra forma los estudios superiores son casi prohibitivos. Feliciano trabaja en una empresa maderera en Iscozazín a más de 5 horas y es bien sonriente. Pasa poco tiempo en casa. El trabajo ha ido pasando factura en su enjuto cuerpo. Tuvo un accidente el octubre pasado. Un tronco le aplastó y todavía tiene secuelas. Pasó una buena temporada sin trabajar y, claro, sin cobrar. Son una pareja luchadora. Muy luchadora. Nos han invitado a comer y hemos pasado un rato muy agradable. Tienen en el pequeño ambiente que hace las veces de comedor los cuadros con las graduaciones de secundaria de sus hijos. Son evangélicos. Paulina da gracias a Dios por la vida, una vida cargada de dificultades que ellos afrontan con esperanza. Son una familia pobre pero se respiran ganas de mejorar, de ayudarse, de hacer de su barrio un lugar más habitable.
Paulina nos despide y se pone a soñar en todo lo que quisiera para su barrio. De momento estamos a la espera de que el ayuntamiento de Burgos resuelva positivamente la subvención que hemos solicitado para la mejora de los baños y las cocinas del Cerrito San Francisco, donde viven Paulina y Feliciano.

Nosotros también vivimos con esperanza y optimismo. Otro mundo más justo es posible. En ello estamos.

domingo, 1 de agosto de 2010

Perú te enseña a vivir

Como otros años hemos enviado al Diario de Burgos un artículo contando lo que vivimos y aprendemos en estas tierras Os lo presentamos aquí en primicia.

Como cada año, desde hace ya un tiempo la ONG Persona Solidaridad viene a Perú con la intención de prestar su apoyo, su energía y vitalidad en una pequeña población situada en el interior del país llamada Villa Rica.

Los voluntarios que por primera vez llegábamos fuimos recibidos por una Lima gris y bulliciosa y unos Andes inabarcables que atravesamos impresionados hasta que por fin, tras más de doce horas de viaje por sus carreteras, conseguimos ver Villa Rica.

Tras unos días de trabajo, parte del equipo inició un apasionante viaje hasta Atalaya, localidad perteneciente a la cuenca amazónica. Nuestro medio de transporte para alcanzar Atalaya fue una barcaza que durante más de siete horas navegó sobre las aguas del majestuoso río Tambo. A lo largo de su curso pudimos contemplar el exuberante paisaje de la selva baja, cada vez más profunda y desbordante. Pequeñas comunidades de indígenas nativos se sucedían en sus riberas, hombres pescando en pequeñas canoas, mujeres con niños lavando la ropa…íbamos descubriendo una forma diferente de vivir.

Una de estas comunidades, Cheni, nos acogió hospitalariamente durante una noche. De allí nos llevamos como recuerdo la paz y la tranquilidad de sus gentes y la espectacularidad de una naturaleza apabullante.

Tras este inolvidable alto en el camino continuamos nuestro viaje a Atalaya, una ciudad llena de calma que se preparaba para celebrar sus fiestas patrias. En Atalaya la ONG Persona Solidaridad colabora en la construcción de uno de los albergues de la universidad de Nopoki, en los que se alojan los estudiantes procedentes de las comunidades nativas del entorno, principalmente asheninkas, ashaninkas y shipibos. Muchos de sus chicos y chicas provienen de los pueblos que surcan los ríos Tambo y Urubamba. Tras aprobar su examen de admisión y ser evaluados en su propia lengua con maestros bilingües de la zona, entran a formar parte de un proyecto académico y social que apuesta por el fomento y desarrollo de sus pueblos.

Después de pasar unos días en Atalaya, regresamos a Villa Rica para seguir dando nuestro apoyo y continuar aprendiendo.

Corsino, Dominga, Pedro, Luisa…son ancianos de más de ochenta años que viven solos y siguen trabajando en la recogida del café para poder comer un poco de yuca diariamente. Nos recibieron en sus casas, apenas cuatro tablas y un colchón en el que descansar; a pesar de todo ese era su hogar y con ellos pudimos compartir momentos llenos de afecto y calor humano.

Paulina nos dio una lección de dignidad. Una mujer trabajadora y emprendedora que se ha esforzado toda la vida para sacar adelante a sus tres hijos. Además, como presidenta de la Junta Vecinal del cerrito San Francisco de Villa Rica se preocupa por mejorar las condiciones de este pequeño y marginado barrio en el que poco a poco va llegando la luz eléctrica y el agua. Desde la ONG se realiza en estos momentos un proyecto de viviendas saludables que pretende mejorar la higiene y alimentación de este lugar.

Todos ellos y muchos más son verdaderos maestros de lucha y resistencia, de lo que supone mantener la esperanza de comenzar un nuevo día.

Uno de los mensajes que se intenta transmitir desde Persona Solidaridad es “vivir es ayudar a vivir” y Perú te enseña a vivir.


Conociendo Atalaya y Nopoki


Después de muchas horas de viaje por caminos maltrechos que llaman carreteras y navegando por el río Tambo llegamos a Atalaya. La imagen que uno recuerda de esta ciudad son un conjunto de casas de madera amontonadas unas con otras sin ningún tipo de orden que crecen junto a la orilla mezclándose con el barro y el polvo del puerto y el camino que lleva al centro de la vida urbana. Allí pasamos unos días, conociendo sus gentes y el proyecto del campus universitario de Nopoki.

En Nopoki nuestra ONG colabora en la construcción de un albergue para jóvenes de comunidades indígenas que realizan estudios universitarios para poder mejorar y fomentar el desarrollo de los pueblos nativos del entorno. Visitamos todo el conjunto universitario, sus aulas que ya empiezan a utilizarse, los talleres, los campos de cultivo, los albergues construidos y los que quedan por finalizar. La construcción de este campus es un gran sueño que gracias a la labor de muchos se está haciendo realidad.

Coincidiendo con nuestra visita, el pueblo se preparaba para la celebración de sus fiestas patrias. El 28 de julio se conmemora la independencia de la nación peruana y con tal motivo las calles se llenan de desfiles, música y un sin fin de actos en los que participa todo el pueblo. Nosotros, junto con la Casa Parroquial contribuimos como pinches en la elaboración de una rica paella y una deliciosa fideua. Ni Arguiñano hubiera podido competir con nuestros manjares.