lunes, 31 de agosto de 2009

Artículo Diario de Burgos (29/08/09)

Os paso el artículo sobre los documentales en Tanzania que salió en el diario de Burgos el sábado pasado.

Espero que os guste y os anime a empezar septiembre siendo un poco más solidarios.

Imágenes del sur. Imágenes para cambiar la vida.

Hace unos días que he vuelto de Tanzania. Un mes por el sur, conociendo la realidad de uno de los países más pobres de la tierra. Soy voluntario de la ongd Persona Solidaridad y junto a la Fundación Agrónomos sin Fronteras (ASF) y Popular TV Burgos hemos tratado de plasmar en imágenes la vida de aquellas gentes. En unos meses saldrán a la luz tres documentales que sirvan para sensibilizar a la población burgalesa.
Soy profesor y muchos de mis alumnos no atinarían a situar Tanzania en un atlas mundial. El sur es difícil de localizar. No interesa. Hablar del sur es hablar de pobreza, de desastres naturales, de barrios llenos de miseria, de corrupción,…El sur es tabú.
Cuando empezamos este proyecto nos propusimos incidir más en las luces, ¡y tiene tantas! ¿Qué podemos aprender del sur?-nos planteábamos. ¿Tiene un país tan alejado de nosotros, tienen sus gentes, algo que aportarnos? ¿Qué pueden decirnos? ¿Puede el sur ser fuente de felicidad para el norte?
Quince días de grabación. Muchas ilusiones y mucho esfuerzo. Tres documentales. El primero dedicado a la agricultura. Tanzania subsiste apoyada en una agricultura muy precaria. La fundación ASF lleva 5 años tratando de mejorar su capacidad productiva. Empezar por lo básico: técnicas agrarias que multipliquen los alimentos y una escuela de capacitación para formar a los agricultores, que son la mayoría. ¡Qué alegría el ver a unos cuantos españoles dando su vida, en condiciones a veces muy difíciles, para que el mundo sea un poco más justo, para que la riqueza alcance a todos. El segundo tendrá a la mujer como protagonista. En África la que tira del carro es ella. Cargar agua, leña, atender a la familia, trabajar en el campo,… Nos han contado sus dificultades, también lo que van progresando en una sociedad muy machista. Y el tercero dedicado a los jóvenes que son el futuro y la esperanza. Lo tienen difícil. Estudiar no está al alcance de todos. Pasan mucho tiempo ociosos en un país donde no hay en qué trabajar. Siempre está la opción de la gran ciudad pero la mayoría de las veces los sueños acaban rotos en un miserable sueldo, que puede no alcanzar los 6 euros al mes, en una vida de explotación o en un embarazo a temprana edad.

Después de los días pasados en Tanzania estamos seguros que podemos aprender mucho de la vida de sus gentes. Me acuerdo ahora de Bibiana que nos contaba emocionada retazos de su vida. ¡Qué difícil! Su marido la quiso matar. ¡Cuántas veces la habrá pegado! Su hija con apenas 30 años ha vivido la pérdida de un hijo. Su madre, una ancianita, vive en una choza de barro, sola. Bibiana es su único apoyo. ¡Cómo aguantan el dolor! La vida les ha tratado mal pero la miran con esfuerzo y alegría. De esto también podemos aprender los occidentales. En Tanzania se celebra continuamente la vida. Cualquier reunión termina en baile y canto.
Me viene a la cabeza la imagen de una mujer, muy bella, con una hija cuya sonrisa me cautivó. Terminada la reunión quincenal con el misionero siempre se recogen unas monedas que se entregan a la persona más necesitada en ese momento, aunque no sea católica. Aquel día fueron a parar a esa mujer de belleza triste. Estaba enferma. Se la veía débil y eso casi siempre quiere decir lo mismo: SIDA.
Mis últimos recuerdos son para el “médico” de la aldea de Ihanzutwa y su mujer. Pasamos con ellos un rato muy agradable. Comimos ugali, la comida nacional. Un puré de maíz que aparece en la comida y en la cena de todos los días del año. A veces, junto a un poco de verdura, es el único plato. Tienen una familia con 29 miembros. 7 hijos propios y todos los demás han sido adoptados después de quedarse huérfanos. La mayoría son parientes pero también hay alguno del pueblo sin parentesco con ellos. Parece ser que esto es frecuente pero creo que ellos se llevan la palma. Si nadie les acoge -nos comentan-, muchos niños acaban en la calle abandonados a su suerte. Ya os podéis imaginar en qué condiciones. Él nos estuvo comentando la situación tan precaria de la sanidad. Prevalece el SIDA. Los medicamentos se quedan por el camino. Muchos se hacen la prueba cuando es demasiado tarde. Parece que el preservativo no ha frenado la enfermedad. Hay poca fidelidad y mucho alcohol.

Han sido días intensos. Vivir en el "sur", si uno está abierto y se deja interpelar por aquellas realidades, deja huella. El contacto con los pobres siempre me desinstala y me ubica en un mundo donde lo material tiene mucha menos importancia. La vida se vive más. Hay tiempo para vivir. Cuando viajo por África o por Sudamérica, de poblado en poblado, acompañado por algún misionero o cooperante, me parece que me he despojado de mis cosas –de mis seguridades-, para entrar en otra dimensión: me siento pequeño, a merced de una mirada y de un gesto de personas cuyos nombres ignoro, sintiendo el dolor ajeno como propio me parece que soy más humano, el otro me hace más persona. A través del pobre, del débil, del marginado encuentro respuestas que están conformando mi vida. Intento convencerme cada día de que soy ellos o ni siquiera soy.

Ahora sólo queda utilizar estas imágenes para el trabajo en Burgos. En colegios, asociaciones, CEAS, en la universidad, en cualquier lugar donde quieran escuchar y aprender del sur. Hacernos más sensibles a la realidad de los que por nacer más abajo que nosotros tienen la vida cuesta arriba. Y por supuesto hacernos conscientes de que nuestra riqueza es, la mayor parte de las veces, a costa de su pobreza.

Ahora me encuentro en Perú. Las cosas no son muy distintas. Seguimos trabajando por un mundo más habitable. Como decimos en la ong: “vivir es ayudar a vivir”. Lo seguimos intentando.

viernes, 28 de agosto de 2009

Viviendo en el Sur 4

Hoy 26 de agosto tocan las despedidas. Volvemos a España si es que Air Comet no quiebra antes. Hemos visto en Internet que no han pagado a sus empleados desde junio.

Esto de despedirse es un fastidio. Y es que aquí hay tantos encuentros que esta tarde me va a costar decir adios, aunque sé que inevitablemente voy a volver el año que viene y el siguiente y quizá algún día venga por más meses,… para no tener que despedirme. Estos días te agarran el corazón y sientes, en medio de las dificultades y los problemas de este país, que eres casi feliz, que tocas con los dedos momentos llenos de humanidad, llenos de esperanza y de alegría.


Y le pones rostros a la felicidad, que se llama Elí o Raúl, que te han acogido y ¡de qué manera! O se llama Severino, Juana, Carlos, Leslie, Yleana, Gumersinda,… Infinidad de rostros, de nombres, de momentos, de conversaciones, de…felicidad. Doy gracias por todos ellos y por su amistad, por su cercanía en mi estancia en este país tan acogedor.

También doy gracias por la pequeña Marian y por su madre, Susana, que ha sido nuestra cocinera durante estos días.

También agradezco los compañeros que he tenido en este viaje: José Antonio, Bea y Ana. Por lo que me han enseñado. También les pido disculpas por las veces que no he estado a la altura, por las veces que no soy buen compañero de viaje.

Y a todos con los que he compartido estos días y no caben en unas pocas líneas. Todos me hacéis más persona y cada día con más ganas de ser más solidario.


Me convenzo durante estos días de que sólo junto a los pobres puedo encontrar mi salvación. La injusticia, la falta de dignidad, la miseria de nuestro mundo tambalea un año más mis cimientos vitales. Sólo en ellos, con ellos, con los que no son nada para nadie, con los que son los últimos entre los últimos, los olvidados, los nadies, puedo encontrar el sentido de mi vida.

Desde Perú, un abrazo y un “vivir es ayudar a vivir”: juanje

viernes, 21 de agosto de 2009

Viviendo en el Sur 3

Cuando uno vive unos días en el Sur y abre los ojos un poquito enseguida descubre lo “fregado” (traduzcámoslo por fastidioso) que es vivir en el Sur.

Gumersinda, “China” para los que somos sus amigos, tuvo un cólico el sábado pasado, parece que con piedras en la vesícula o algo así. Muy doloroso de todas formas. Por supuesto aquí en Villa Rica no le pudieron hacer nada. La fuimos a visitar y estaba llorosa.Conoció a alguien que, con algo parecido, no sobrevivió.


China es de esas personas que se hacen querer. Es risueña, siempre está alegre. Canta como los ángeles y tiene una familia maravillosa. Su esposo Alcides, nos trae y nos lleva con su taxi por estos mundos de Dios. Milagritos, su única hija, está terminando primaria y siempre que nos ve, corre a darnos un beso con abrazo incluido.

China es mi amiga. Tras unos cuantos veranos viniendo por aquí, hay gente a la que siento muy cercana, gente que te abre su casa y cuántas veces su corazón lleno de alegrías y de tristezas, de bondad y de dificultades.



A China la mandaron a Oxapampa, la capital de la provincia. Allí le abrieron, pero parece que lo que encontraron no les gustó. También parece que no había anestesista. Y le mandaron a Lima. 12 horas interminables. Pero en el camino hubo un derrumbe y debió ser alguna hora más. Ahora está en el “Almenara” y creo que se pondrá bien.

En un país como Perú casi todo está centralizado en Lima. La gente sufre en estas carreteras horriblemente cuando no es en caminos sin asfaltar que desaniman y fatigan al más pintado.

La otra historia que hoy quiero contaros tiene por protagonista a Gaby. Una muchacha de 17 años, delgadita y bien sonriente. Nos ha ayudado a pasar unas encuestas que hemos realizado en uno de los barrios donde se está proyectando un plan de viviendas saludables.


Gaby terminó la secundaria el año pasado y ahora no tiene nada que hacer porque su familia no tiene dinero para pagarle unos estudios universitarios. Gaby es muy espabilada, terminó sus estudios brillantemente pero nos dice que “no hay plata” para irse a ningún lado.

Aquí en Villa Rica no hay universidad, sólo un instituto técnico (imagino que con una especie de ciclos formativos de grado medio) con 4 especialidades. Gaby quiere hacer administración y eso se estudia en Tingo María, a unas 7 horas de aquí. No hay otro lugar más cerca. Nos pregunta: “¿Ustedes, con su ong, no podrían montar una universidad aquí?”

Ver la ilusión que tiene por seguir sus estudios me parte el corazón. Muchos jóvenes se enfrentan a esta cruda realidad: el muro del dinero, la barrera infranqueable de un destino lleno de dificultades.

Gaby tiene una hermana en Lima, sin esposo y con tres hijos malvive en un cuarto. Lo está pasando muy mal. Nos dice Gaby que sus papás le han tenido que ayudar. ¡Qué complicado todo! Paulina, la madre de Gaby, está pensando en meterse en préstamos pero no le salen las cuentas.

Desde la ong nos estamos planteando el buscar padrinos que ayuden a algunos de estos jóvenes en sus estudios. Hay que apostar por la educación. ¿Quieres echarnos una mano?


Desde la tierra del café más fino del mundo, como dicen los carteles en las calles, un abrazo muy fuerte. juanje

lunes, 17 de agosto de 2009

Oventeni

Hace unos días que no me pongo con el blog. Ya lo siento.Llevamos unos días ciertamente ocupados y no encuentro tiempo para contaros la experiencia tan rica que estamos viviendo. Ayer comentábamos entre nosotros que estos días no tendrían precio en una agencia de viajes española.

Hoy quiero contaros nuestro viaje a Oventeni, un pueblo remoto de la selva peruana a 140 Kms. de Satipo y más de 250 de Villa Rica que es donde vivimos habitualmente. Nuestro objetivo era visitar al Padre Luís, un cura húngaro al que conocimos el año pasado y con el que hicimos amistad y disfrutamos mucho. Luís lleva unos meses en Oventeni y queríamos acompañarle unos días y, de paso, conocer otra zona del Perú profundo.

Decidimos ir en avioneta, no sin cierto miedo. El piloto, muy experimentado, nos dio bastante confianza y el nombre de la compañía, Alas de Esperanza, acabó por lanzarnos al aire en un viaje de 22 minutos sobrevolando la selva. Nos llamó la atención los fuegos que se pueden apreciar desde el aire. Gente que quema una zona para poder establecerse y allí cultivar y más tarde abandonarlo todo en busca de otros lugares.

En Oventeni viven unos 2000 colonos y más de 6000 nativos Asheninkas. Algunos en comunidades a días de camino apartados totalmente de la civilización. Muchos no hablan castellano. Otro mundo, muy distinto al nuestro,donde hay que pedir permiso para entrar. Es normal ver a familias enteras caminando en fila. El hombre, protector, con una escopeta y sin peso, seguido de su mujer y sus hijos con la mercancía a las espaldas. La pobreza es absoluta. Son evangélicos en su mayoría. Los franciscanos hacía años que no podían atender esta misión.

Me cuentan como hasta hace más bien poco tiempo los nativos han vivido subyugados por los colonos. Ya en los años 80, Oventeni sufrió las secuelas del terrorismo de Sendero Luminoso.

Esta zona es cafetalera pero encuentra muchísimas dificultades para sacar sus productos. La carretera es espantosa. El viaje de vuelta fue en coche y nos llevó 10 horas.


Algo cruel para esta pobre gente que no puede salir de allí de otra forma pues la avioneta es muy cara. Durante los meses de lluvias la carretera es impracticable. Imaginaros un niño enfermo que necesite atención y que tenga que aguantar un insoportable viaje para llegar a un hospital donde quizá le digan que hay que derivar a Lima porque no tienen los suficientes medios. Otras 12 horas de viaje. Esta gente está hecha de otra pasta.

Me quito el sombrero ante esta gente tan resignada y tan sufriente. También ante los misioneros como Luis. Un tipo austero, más bien callado que, aunque no domina el castellano, ha apostado por acompañar a estas gentes en su peregrinar. Su sueño es empezar un internado donde los chicos puedan residir mientras estudian secundaria. La educación, lo tiene muy claro, es la única manera de salir de la pobreza en la que viven.

Me despido de él con tristeza. ¿Cuándo volveremos a hablar? En Oventeni no hay teléfono, ni luz. Han sido unos días intensos. Le tendríais que conocer. Es de esas personas que te cambian por dentro, que te remueven, que te interpelan,… Le está costando hacerse a la vida peruana pero él sabe que aquí está su sitio, entre los más necesitados. Él sabe que vivir es ayudar a vivir.

sábado, 8 de agosto de 2009

Viviendo en el sur 2

Vivir en el sur me sigue impresionando. Eso está bien. Parece que no me he acostumbrado todavía a ver pobreza y miseria.



Visitando esta tarde el Cerrito San Francisco, un barrio de Villa Rica, uno tiene la impresión de que todo está por hacer. La pobreza de sus habitantes es sangrante. Estamos preparando un proyecto que llamamos "Viviendas Saludables" para mejorar la cocina y el baño de estas gentes. Lo haremos junto con Cáritas.

Todo está por hacer: no llega la luz a todas las casas, cortes de agua, sin desagües, con baños insalubres y un río donde la suciedad se amontona. Infinidad de mosquitos a causa de la suciedad.

No sé qué deciros. La pobreza en su estado más puro. Y así es casi todo Villa Rica, así es casi todo Perú, así es casi todo el sur.


Esta noche me siento mal por mi vivir bien, por mi riqueza que estoy seguro que es causa de pobreza.

Que no falte la esperanza. Hoy ha sido un día duro y mañana seguiremos trabajando por hacer este mundo un poco más habitable.

Un abrazo a todos desde la tierra del café.

martes, 4 de agosto de 2009

Viviendo en el sur

Queridos AMIGOS:

Os escribo desde Villa Rica (Perú). Después de dos días de viaje, ayer por la mañana llegamos a la Selva Peruana. Sin contratiempos. Aquí estamos José Antonio, Bea, Ana y yo. Venimos con muchas cosas que hacer, muchos proyectos que revisar, muchas ideas nuevas para empezar. Nos recibió la selva con lluvia, bastante, y eso que estamos en la época seca.

Ayer ya empezamos a saludar a la gente que conocemos. Es la séptima vez que se viene por aquí y tenemos algunos amigos.

Estos días están siendo un poco raros. Venir de Tanzania y tan rápido coger un avión para sudamérica pasando 4 días en España ha sido por lo menos desconcertante.


Estoy un poco cansado aunque tengo la misma ilusión de todos los veranos. La grabación de los documentales en Tanzania fue, al final, bastante bien y hemos venido bastante satisfechos. Tengo que agradecer mucho el trabajo que han hecho Agrónomos sin Fronteras y Carmen y Gustavo de Popular TV.

Fueron días intensos. Vivir en el "sur", si uno está abierto y se deja interpelar por estas realidades, siempre deja huella. Tanzania es de los países más pobres de la tierra y el contacto con aquellas gentes te hace replantearte muchas preguntas: ¿Cómo vivo? ¿A qué dedico mi tiempo? ¿Qué es lo que de verdad importa? ¿Qué tengo que cambiar en mi vida para ser más solidario?

El sur me está transformando, el sur me aporta la vida que muchas veces no encuentro en España. El sur me habla de las cosas grandes de la vida que tantas veces olvido a lo largo del año. En el contacto con gentes tan sencillas encuentro sentido a rincones de mi vida que no lo tienen. Estoy muy agradecido por poder pasar dos meses en el sur. Aquí me tenéis intentando ayudar a gentes de las que tanto tengo que aprender. En Tanzania y en Perú la vida es más humana. Hay más alegría aunque la gente sufre más. Se han acostumbrado a sufrir y su umbral del dolor no tiene nada que ver con el nuestro. Son gentes esforzadas a las que les cuesta vivir todos los días. Quiero acordarme de Bibiana, una mujercilla que saldrá en los documentales y que nos sorprendió con su testimonio y su vida tan difícil. No le salían las lágrimas. Han llorado tanto... Me quiero acordar de las gentes de Sadani y de Ihanzutwa que nunca leerán este blog pero que tienen toda mi admiración y todo mi respeto. Estas líneas son para ellas y por ellas. Ser como ellos o no ser. Hoy me quiero acordar de todos los africanos que malviven en míseros suburbios en Dar o en Nairobi o en cualquier capital. Y de todos los que dan su vida por aquellas gentes: por los misioneros como Daniel o los cooperantes como José Luis que comprometen su vida hasta límites para muchos incomprensibles.

Me uno a todos vosotros que leéis estas palabras y espero que eso os ayude a uniros a los pobres del sur. Que su mirada limpia os anime en el día que está empezando.

Desde el sur, un abrazo con todo mi cariño: juanje