Cuando uno vive unos días en el Sur y abre los ojos un poquito enseguida descubre lo “fregado” (traduzcámoslo por fastidioso) que es vivir en el Sur.
Gumersinda, “China” para los que somos sus amigos, tuvo un cólico el sábado pasado, parece que con piedras en la vesícula o algo así. Muy doloroso de todas formas. Por supuesto aquí en Villa Rica no le pudieron hacer nada. La fuimos a visitar y estaba llorosa.Conoció a alguien que, con algo parecido, no sobrevivió.
China es de esas personas que se hacen querer. Es risueña, siempre está alegre. Canta como los ángeles y tiene una familia maravillosa. Su esposo Alcides, nos trae y nos lleva con su taxi por estos mundos de Dios. Milagritos, su única hija, está terminando primaria y siempre que nos ve, corre a darnos un beso con abrazo incluido.
China es mi amiga. Tras unos cuantos veranos viniendo por aquí, hay gente a la que siento muy cercana, gente que te abre su casa y cuántas veces su corazón lleno de alegrías y de tristezas, de bondad y de dificultades.
A China la mandaron a Oxapampa, la capital de la provincia. Allí le abrieron, pero parece que lo que encontraron no les gustó. También parece que no había anestesista. Y le mandaron a Lima. 12 horas interminables. Pero en el camino hubo un derrumbe y debió ser alguna hora más. Ahora está en el “Almenara” y creo que se pondrá bien.
En un país como Perú casi todo está centralizado en Lima. La gente sufre en estas carreteras horriblemente cuando no es en caminos sin asfaltar que desaniman y fatigan al más pintado.
La otra historia que hoy quiero contaros tiene por protagonista a Gaby. Una muchacha de 17 años, delgadita y bien sonriente. Nos ha ayudado a pasar unas encuestas que hemos realizado en uno de los barrios donde se está proyectando un plan de viviendas saludables.
Gaby terminó la secundaria el año pasado y ahora no tiene nada que hacer porque su familia no tiene dinero para pagarle unos estudios universitarios. Gaby es muy espabilada, terminó sus estudios brillantemente pero nos dice que “no hay plata” para irse a ningún lado.
Aquí en Villa Rica no hay universidad, sólo un instituto técnico (imagino que con una especie de ciclos formativos de grado medio) con 4 especialidades. Gaby quiere hacer administración y eso se estudia en Tingo María, a unas 7 horas de aquí. No hay otro lugar más cerca. Nos pregunta: “¿Ustedes, con su ong, no podrían montar una universidad aquí?”
Ver la ilusión que tiene por seguir sus estudios me parte el corazón. Muchos jóvenes se enfrentan a esta cruda realidad: el muro del dinero, la barrera infranqueable de un destino lleno de dificultades.
Gaby tiene una hermana en Lima, sin esposo y con tres hijos malvive en un cuarto. Lo está pasando muy mal. Nos dice Gaby que sus papás le han tenido que ayudar. ¡Qué complicado todo! Paulina, la madre de Gaby, está pensando en meterse en préstamos pero no le salen las cuentas.
Desde la ong nos estamos planteando el buscar padrinos que ayuden a algunos de estos jóvenes en sus estudios. Hay que apostar por la educación. ¿Quieres echarnos una mano?
Desde la tierra del café más fino del mundo, como dicen los carteles en las calles, un abrazo muy fuerte. juanje
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