domingo, 18 de diciembre de 2011
Estas Navidades y siempre, ALÉGRENSE…
1. La gente de bien.
2. Los que son sencillos.
3. Los “nadies”.
4. Los discapacitados.
5. Los enfermos.
6. Los excluidos.
7. Los inmigrantes.
8. Los perseguidos.
9. Los que abrazan con fuerza.
10. Los que cantan con alma.
11. Los que comen todos los días lo mismo.
12. Los que no tienen que comer.
13. Los que confían.
14. Los que construyen la verdad.
15. Los que creen en los demás.
16. Los que disfrutan como los niños.
17. Los que duermen en el suelo.
18. Los que en la cena de Navidad acogerán a un inmigrante en su casa.
19. Los que gastan la vida por los demás.
20. Los que habitan en los basureros.
21. Los que lloran.
22. Los que no acumulan bienestar.
23. Los que no atesoran.
24. Los que no beben agua limpia.
25. Los que no buscan el poder.
26. Los que no están acomodados en su casa.
27. Los que no tienen un corazón de piedra.
28. Los que no tienen una vivienda digna.
29. Los que quieren hacer un mundo más justo.
30. Los que quieren siempre dialogar.
31. Los que saben ceder.
32. Los que saben perder el tiempo con un amigo.
33. Los que se confunden.
34. Los que se dejan por otros la piel.
35. Los que se fían.
36. Los que siempre tienen una palabra amable.
37. Los que sueñan un mundo al revés.
38. Los que sufren la soledad.
39. Los que tienen detalles.
40. Los justos.
41. Los que creen que otro mundo es posible.
42. Los que tienen dudas o tienen fe.
43. Los austeros.
44. Los que tienen siempre una amplia sonrisa en la boca.
45. Los que tienen una casa en la que caben todos.
46. Los que celebran la Navidad todos los días del año.
47. Los voluntarios si son solidarios.
48. Aquellos para los que la Navidad no conoce fechas límite, ni campañas de marketing ni vigencias estacionales.
49. Los que ayudan a vivir.
50. Los que quieren una feliz Navidad para todo el mundo.
FELIZ Y SOLIDARIA NAVIDAD PARA TODOS.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Estos días hemos terminado de preparar, junto con los expatriados de la Fundación Agrónomos sin Fronteras, un pequeño proyecto para mejorar una escuela primaria. Se llevará a cabo en la aldea de Ihanzutwa en la región de Iringa, al sur de Tanzania. Con 1061 habitantes es éste uno de los lugares más deprimidos del país.
En Ihanzutwa los encargados del campo y del ganado son los hijos y la mujer y aunque es un pueblecito muy pequeño hay 86 niños huérfanos. El sida y otras enfermedades han causado estragos. La dedicación principal de sus habitantes es el trabajo de sus campos. Todos ellos tienen un campo que cultivar, y todos cultivan maíz y judías porque es lo que comen todos los días. Los habitantes de Ihanzutwa tienen acceso al agua gracias a 6 pozos distribuidos por todo el pueblo y disponen de un dispensario de atención primaria que se construyó hace 4 años con financiación española.
La Escuela Primaria se construyó en 1976 y en la actualidad cuenta con 243 alumnos. Tiene 7 clases (la primaria en Tanzania dura 7 años) pero sólo 6 profesores. El material escolar es casi inexistente, unos 3 libros por cada 40 alumnos. No hay biblioteca y las aulas y los baños están en una situación muy precaria.
Este año han contado con una ayuda gubernamental de 65.000 Tsh., que equivalen a menos de 30 €. Los niños pagan una cuota anual de 1000 Tsh. (0,50 €) para el cultivo de maíz en una finca de 5 acres (unas 2 ha.). Lo poco que sacan lo utilizan para comprar algún material escolar (bolis, cuadernos, tizas,…). Un profesor de primaria gana en Tanzania entre 180.000-200.000 Tsh. (aprox. 85 €). La escuela no dispone de electricidad pero muchos niños deben acudir por la tarde para realizar exámenes o a recibir clases extra.
Queremos mejorar esta realidad que se repite a lo largo de todo el continente. Apostamos por una educación de calidad como elemento transformador y de desarrollo. Pretendemos que todos los niños dispongan de libros e implementando una biblioteca y mejorando las desastrosas aulas queremos la misma dignidad para ellos que la que tienen nuestros niños españoles.
Si quieres colaborar económicamente o tener más datos no dudes en pedirnos el proyecto (informacion@personasolidaridad.org o juanjesus_circulo@hotmail.com).
Gracias por ayudar a vivir esta Navidad y siempre. Desde Tanzania os mando un abrazo muy fuerte.
domingo, 11 de diciembre de 2011
Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable. (Eduardo Galeano).
El pasado lunes fue el Día Internacional del Voluntariado y yo me alegro enormemente de que haya miles de personas en España que actúan desinteresada, responsable y gratuitamente en acciones organizadas en beneficio de la comunidad y con una voluntad clara de servir.
Todos los años al principio de curso invito a mis alumnos mayores a realizar alguna labor social como voluntarios. Me encuentro, principalmente entre las chicas, una gran acogida incrementada cuando les llevo a visitar alguna institución donde podrían realizar su actividad. Muchas quieren empezar ese mismo día pero enseguida pienso que se puede querer ayudar con las mejores intenciones del mundo pero los resultados ser desastrosos así que les digo que se lo recordaré 15 días más tarde. La segunda vez el entusiasmo ha decrecido y al final, unos poquitos se embarcan en esta aventura. Y es que unas actitudes adecuadas son imprescindibles para la mejor realización de un trabajo voluntario: por supuesto una cierta madurez, un respeto total al otro, un compromiso serio, paciencia, constancia, servicio, amabilidad, capacidad de ponerse en el lugar del otro, tener una opción clara por los más débiles y, claro está, una buena coordinación con la institución que te acoge. Seguro que a vosotros se os ocurren más para que las cosas vayan bien.
Conozco mucha gente voluntaria y estoy completamente seguro de su buen hacer y del tiempo de calidad que dedican para hacer este mundo un poco más humano pero qué mejor, para aprender, que hacer un poco de autocrítica.
He estado leyendo un artículo de Ian Birrel en The Guardian donde se habla del fenómeno del turismo de voluntarios a corto plazo. Gente que quiere “hacer solidaridad” en algún país poco desarrollado, puntualmente y sin ningún tipo de preparación. El informe es demoledor y revela que este tipo de acciones hacen más daño que bien.
No dudo de que el que así actúa lo haga con unas intenciones plausibles pero desde el punto de vista de los pobres, de los que van a recibir la ayuda, puede llegar a ser contraproducente para su desarrollo.
Por estas zonas de Tanzania se ven muchos tiernos infantes, con apenas 18 añitos, dispuestos a pasar una temporada lejos de casa. Algunos países promueven que tras acabar la secundaria y antes de entrar en la universidad pases un año de tu vida en un país empobrecido. La verdad es que con el nivel de madurez del joven europeo es como para echarse a temblar. Sin ninguna formación específica, en muchas ocasiones son más un estorbo que una ayuda pues las organizaciones tienen que dedicar muchas energías a su atención.
Leo en el blog de José Carlos Rodríguez y Alberto Eisman, que os recomiendo vivamente (http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php) que muchos de los alemanes que llegan a Uganda son gente despreocupada, más inclinada a buscar los sitios de moda donde se pueda beber barato, ligar y disfrutar de buena música que a “perder” tiempo con locales que hablan otra lengua en un barrio marginal. Se pueden tener las mejores y más nobles intenciones de ayudar, pero la realidad resultante puede ser funesta si alguien viene a África con las prioridades descolocadas, queriendo vivir experiencias “fuertes” en el menos tiempo posible, ignorando la cultura local o sin pensar cuáles son las consecuencias de nuestra “ayuda” a largo plazo para las personas a las que decimos asistir.
Hace muchos años visité Gambia en un viaje organizado por una ong canaria. Aquella experiencia tan extravagante que viví me marcó y me enseñó algunas cosas en las que no debía caer. Este tipo de viajes, mitad aventura, mitad solidaridad, están pensados para la gente de nuestro mundo que quiere lavar su conciencia sin cambiar para nada su estilo de vivir. El pobre, perdonad que lo diga así, es un monito al que arrojar camisetas desde un camión. Es alguien que quizá me afecta durante unos minutos pero que deja de preocuparme apenas monto en el avión de vuelta. Estas pildoritas de solidaridad, como dice A. Eisman, nos dan un tranquilizador chute de buenismo, para después seguir viviendo en el egoísta y frenético ritmo occidental que por supuesto no estamos dispuestos a cambiar.
No sé si os acordáis del lema de Manos Unidas de hace unos años “cambia tu vida para cambiar el mundo”. Ésta me parece la clave para ser un buen voluntario. Queremos cambiar la sociedad, hacerla más justa, más humana. Queremos ser agentes transformadores, críticos, pero esto nos exige empezar por nosotros mismos, cuestionándonos nuestros hábitos de consumo, nuestra forma de vivir. Me parece que, hoy, ser austero es ser solidario. Se es voluntario en todos los momentos del día porque el voluntariado es una forma de entender la vida.
Mucho ánimo en vuestra labor solidaria, en vuestra tarea voluntaria. ¡Felicidades Voluntarios!
domingo, 4 de diciembre de 2011
¿Qué tal estáis? Imagino que estudiando un poco más que de costumbre para los exámenes que se avecinan. ¿Cómo va el año? Espero que lo estéis tomando en serio. No hace falta que os recuerde que si sacáis la ESO, con el título en vuestras manos podréis empezar algo que os guste y a lo que, probablemente, podréis dedicaros en el futuro.
No quiero ser un chapas así que os contaré lo que tienen que luchar, en el lugar donde me encuentro, los jóvenes de vuestra edad. Y espero que con esta carta entendáis un poco, porque me he venido tan lejos durante un año de mi vida.
Lo primero que os diré es que aquí, en Pawaga, las condiciones son duras. Aprieta el calor durante todo el año y esto no invita al estudio. Además muchos chavales, por las tardes, tienen que ir a estudiar a la escuela porque es de los pocos sitios con luz. Y aquí es de noche a las 6 de la tarde.
Los niños no van a la escuela hasta que tienen 6 años. Cuando mejor se aprende ellos no pueden hacerlo. En las zonas rurales no suelen existir escuelas de educación infantil.
Después empiezan los 7 años de educación primaria. En teoría es obligatoria pero cuando caminas por los pueblos por las mañanas te encuentras muchos niños y niñas que no han ido ese día porque tienen que ayudar en casa o simplemente la escuela les pilla a varios kilómetros. Para que os hagáis una idea los libros que utiliza un niño de 7º de primaria pueden costar unos 55.000 chelines, al cambio unos 25 €, que es lo que ganan al mes muchas personas trabajando 8 horas al día, 6 días a la semana. Así que ya os imagináis que en muchas escuelas no hay ni un solo libro y los niños y las niñas tienen que aprender con lo que cuenta el profe en la pizarra. Si tienen suerte podrán compartir un libro entre 3 o 4.
Cuando visito alguna escuela me encuentro que en cada aula puede llegar a haber más de 60 alumnos. ¡Así es difícil aprender! Aún así van a la escuela con muchísima ilusión pues saben que estudiar es la única forma que tienen para salir de la pobreza y desarrollar su país. Y hacen un montón de sacrificios , llegando a andar incluso horas para llegar a la escuela más próxima y esto sin probar bocado durante toda la mañana.
Si, a pesar de estas trabas, terminan la primaria se encontrarán nuevas dificultades para continuar en secundaria. Quizá no haya una en la zona donde viven o quizá sí pero su familia no posea el suficiente dinero para pagar las tasas, los gastos de uniforme y de libros. En secundaria todas las clases son en inglés pero ellos solo hablan swahili así que o espabilas o, al principio, no te enteras de nada. También puede ser que en primaria tus notas no hayan sido muy buenas y el gobierno entonces te dirá que en la secundaria más cercana no hay plaza para ti y por lo tanto tu única salida será coger la azada.
A las universidades llegan muy pocos y casi siempre de las clases más altas. Puedes tener suerte y quizá alguna ong o unos misioneros hayan creado cerca de tu casa una escuela de formación profesional. Entonces podrás estudiar costura, mecánica, carpintería,… Aún así, cuando termines tendrás que luchar un montón para conseguir curro porque por estas tierras, como en España, también escasea el trabajo.
Vaya panorama más desalentador, pensaréis. Pues es así. No he exagerado nada. Sois afortunados. Si hubieseis nacido 1000 km al sur de donde lo hicisteis ahora estaríais pasando por todo lo que os acabo de contar.
Ya veis que aquí la gente de vuestra edad tiene otras preocupaciones. Cuando se levanta lo primero es dedicar más de una hora a ir a por más de 20 litros de agua y llevarla a casa para lavarse, preparar un té, cocinar, beber,… Cuanto antes hay que trabajar, hay que ayudar a la familia a salir adelante. Apenas hay tiempo de ocio. ¿Cuántas cosas dejaríamos de hacer sin luz en nuestras casas?
Con todo, merece la pena vivir aquí y aprender a disfrutar de las cosas sencillas, dar más importancia a las personas que a las cosas y darse cuenta de que otro mundo más justo, donde todos vivamos con unas condiciones dignas, es posible.
Nada más. Espero vuestra respuesta. Ojalá os vaya muy bien en los estudios y en vuestra vida. Sed agradecidos por todas las cosas buenas que disfrutáis y de las que aquí carecen. Y no se os olvide encontrar algún rato para hacer algo por los demás.
Desde Tanzania, desde este lugar tan pobre y a la vez tan hermoso por las gentes que lo habitan, os mando un abrazo muy grande: juanje
juanjesus_circulo@hotmail.com
martes, 29 de noviembre de 2011
En la cultura de los Wahehe que son los que habitan las tierras por las que yo me muevo se llaman los mlagusi (adivinos) o también los mchawi (brujos). Nadie habla de ellos pero están presentes en cada pueblo, en cada rincón de África.
Iringa, la capital de la región, tiene 250000 habitantes y tres universidades, pero nos dice Sandra, que estudia periodismo en la Tumaini, que muchos de sus compañeros creen que la riqueza que poseen los árabes y los indios procede de la magia negra.
Os cuento lo último que ha ocurrido en esta ciudad para que os hagáis una idea de cómo se viven por aquí todas estas cosas. Hay en Iringa una mujer casada con un árabe. Parece que les han ido bien los negocios porque se comenta que son los segundos más ricos del entorno. Tienen una buena casa, dos coches,… Pero la gente ha empezado a preguntarse, debido a las envidias, porque ella es rica y el resto no. Y llegan a la sorprendente conclusión de que es una bruja y que utiliza muertos, fantasmas (mzukule) para realizar de noche las labores de cultivo de su finca,… Y que, por supuesto, esto no la conlleva ningún gasto porque no tiene que alimentarlos. Los vecinos aseguran haber visto más de cien espíritus en los alrededores de la casa. Ésta es la razón de su prosperidad.
martes, 22 de noviembre de 2011
Un día de estos te levantas a miles de kilómetros de la que hasta hace unos meses fue tu casa y te descubres dentro de una mosquitera, no por moda o esnobismo como hacen algunos adolescentes en Europa, aquí es imprescindible. Y no solo porque no quieras degollarte la piel al rascarte las picaduras de la noche anterior, que también, sino sobre todo porque en África hay malaria y como dicen algunos carteles por ahí “te puede matar”.
Esto del agua es algo que en España no pensamos mucho, bueno realmente nada. El otro día leía en un informe de Manos Unidas que se estima que la muerte de los recién nacidos en África se reduciría a la mitad si quienes atendiesen los partos se lavasen las manos. ¡Madre mía, madre mía!
En el pueblo donde ahora me encuentro murió hace un año la enfermera. No se sabe de qué. Quizá de una infección intestinal. Todavía la estoy viendo aquel día de julio de 2009, cuando grabábamos los documentales “Una mirada nueva sobre África”, y nos recibió en su casa, abarrotada de niños huérfanos acogidos por ella y su marido, con una amabilidad y una sencillez extraordinarias. Detrás de muchas de estas muertes está el agua no potable
Y qué deciros de la luz. Vuelvo a sentirme afortunado porque alguien inventó la energía solar y eso me permite cargar el móvil y enchufar el ordenador desde el que escribo estas líneas. Puedo tener agua caliente para lavar la ropa y luz cuando a las 7 de la tarde es noche cerrada.
sábado, 12 de noviembre de 2011
Hoy tenía pensado traer hasta este espacio cibernético otro tema pero, esta semana, se me ha cruzado en el camino la figura de Julius Nyerere, el padre de la patria tanzana y quería compartir con vosotros algunas de sus ideas que me han llamado poderosamente la atención.
Nyerere fue el artífice de la independencia de Tanganica, de la que se cumplen 50 años en el 2011. Además tomó parte muy activa en las negociaciones con Zanzíbar para la unificación de las dos naciones en la República de Tanzania. Desde entonces, y ya como presidente, trató de llevar a cabo su idea de socialismo africano o Ujamaa. Esta palabra como él dice denota el tipo de vida que viven un hombre y su familia; la madre, el padre, los hijos y sus parientes cercanos. La palabra literalmente significa espíritu familiar. Él dice que estamos llamados a crecer juntos como hermanos.
Nyerere fue un hombre profundamente católico. Muy respetado por su austeridad y honradez decía a menudo que ningún hombre es infalible. Su política económica no dio los resultados esperados y años después de dejar voluntariamente la presidencia de Tanzania, en una reunión en Europa, un miembro del Banco Mundial le preguntó por las razones y le contestó así:
Tras dejar la presidencia siguió comprometido en la política pronunciando polémicos discursos donde criticaba a los países enriquecidos por querer crear un marco legal que perpetuaba la explotación y la dependencia de los países del sur.
La pobreza no es el verdadero problema del mundo moderno. Hoy tenemos el conocimiento y los recursos que podrían permitir acabar con la pobreza. El verdadero problema; lo que provoca la miseria, las guerras y el odio entre los hombres, es la división de la humanidad en ricos y pobres. Hay unas pocas naciones ricas que dominan económicamente; y por lo tanto también políticamente, el mundo entero. Y el destino de la gran mayoría de naciones parece ser el estar dominados.
Pero la gravedad de esta situación no es simplemente que mientras la gran mayoría pasa hambre y no tiene ni ropa, ni hogar, en los países ricos la gente tiene más alimentos de los que pueden llegar a comer, más ropa de la que pueden usar o más viviendas de las que necesitan para vivir. Lo verdaderamente importante no es que unos tienen los recursos para ofrecer comodidad a todos sus ciudadanos, y los otros no llegan ni a los servicios básicos. Lo profundamente grave de esta situación es que las naciones ricas tienen poder sobre las vidas de aquellos que son pobres. Así que las naciones ricas se hacen más ricas y más poderosas, mientras que los pobres se empobrecen cada vez más y son menos capaces de controlar su propio futuro.
Cuando todavía era presidente, una delegación de políticos escandinavos llegó a Tanzania con la intención de donar una importante suma de dinero. Nyerere, cordial como siempre, les dio esta bienvenida:
Excelencias, no lo tomen como un desaire, pero ¿por qué no emplean ese dinero en formar a sus jóvenes sobre la auténtica realidad de África y lo que las potencias coloniales hicieron con nuestros pueblos y nuestras riquezas? Por favor, señores, no nos echen una mano, nos basta con que nos quiten el pie de encima.
Ya veis cómo se las gastaba. Luchó por hacer de Tanzania un país verdaderamente independiente, libre de las nuevas formas de colonialismo económico. Es innegable su lucha por la igualdad de todos los hombres y su contribución a la dignidad de los africanos. Ojalá todo el mundo, y los tanzanos en particular, sigamos aprendiendo de este hombre sencillo que quiso crear una cultura mundial de solidaridad.
lunes, 7 de noviembre de 2011
Tanzania por dentro
Si alguno de vosotros quisierais venir a Tanzania y desearais conocer el país tal como es, sin buses para turistas, sin lodges de ensueño, sin la playa privada del Sol Meliá, sin animales a la carta, os animaría a que entrarais en el mundo en el que yo estoy teniendo la suerte de vivir este fin de semana.
Me encuentro en Utosi, en la comarca de Sadani. Un pueblecito en un camino rojo de África, a unos 50 km. de la carretera principal. Por aquí vive la tribu de los wahehe, gente hospitalaria y pobre, muy pobre.
Me acoge el Padre Daniel, misionero de la Consolata, incansable por estas tierras desde hace más de 30 años. Él fue mi experto guía cuando vine por primera vez hace 4 años. Ahora nos volvemos a encontrar.
Hoy, hemos vuelto a caminar por entre las casas visitando a los enfermos de la zona, como él hace todos los sábados. A las 8 ya estaba golpeando mi puerta dispuesto a salir. Con la ayuda de Nazarena hemos ido recorriendo los recovecos del pueblo, entre casas de adobe y campitos de maíz ya cosechado. Con Daniel te detienes en cada rincón saludando (Kamwene!) a la mujer que hace pombe (la cerveza local) y a la que barre su pequeño patio, al hombre que mejora su casa con ladrillos y a los que esperan en el molino de maíz de la misión. Para todos tiene unas palabras.
Entrar en las casas y pasar unos minutos con estas gentes es como un curso acelerado de lo que es la pobreza, que acampa por aquí a sus anchas. También de la fortaleza que tienen estos tanzanos para afrontar los múltiples sufrimientos que la vida les va trayendo. Y también de lo que es la hospitalidad, la acogida e incluso la alegría.
Primero visitamos a Delfina que está muy malita. Ya no puede salir. La encontramos en la cama en una habitación oscura, sin apenas nada. Su hija Pía nos cuenta como su hermano que venía mucho a visitarla desde Dar es Salaam murió atropellado por una moto hace unos meses. El que la conducía se dio a la fuga. Algo muy típico, me dice Daniel.
Después nos espera Inmacolata, que muestra una sonrisa franca en su cara arrugadísima cuando le “agasajamos” con un caramelo. Y más tarde Ibrahimu, un hombre centenario que ya no ve y que espera a Daniel con los brazos abiertos. Pasamos un rato con él, Daniel le escucha, le hace reír, se despide con una bendición. Se crea un ambiente difícil de explicar. Pareciera que la enfermedad, la muerte cercana, no tiene la última palabra. Son unos momentos de esperanza. Nuestra visita es un “estoy contigo”. Es un “aunque todos se olviden de ti, para mí eres importante”.
Se suceden unas cuantas visitas más. Hace dos horas que empezamos y por fin llegamos a la casa de Damiana y de Aloisia. Daniel bromea con ellas, les pregunta, se interesa por su vida. Les hago una foto antes de irnos. Se han unido un montón de niños a los que hoy la fortuna les ha sonreído con una vuelta en el coche de misión. Se la enseño. Se ríen abiertamente.
Estos días, después de una mañana reluciente, por la tarde el cielo se torna negro y llueve a mares. Para estas sencillas gentes el día habrá tenido algo especial. Alguien les habrá querido porque sí y les habrá dado ese aliento que sirve para seguir caminando a pesar de las dificultades.
martes, 1 de noviembre de 2011
LOS CAMINOS DE ÁFRICA
domingo, 23 de octubre de 2011
El día 10 de septiembre, que coincidió con mi llegada a Tanzania, los periódicos, los muchísimos que hay, anunciaban en titulares: “Más de 200 muertos tras el naufragio de un barco con 1000 pasajeros en Zanzíbar”.
Me quedé impresionado y lo primero que pensé fue en la repercusión que la noticia tendría en España, cuántos segundos la dedicarían los telediarios, cuántas líneas los periódicos, cuántas web ahondarían en las causas…Quizá os estáis enterando ahora al leer estas líneas.
El Spice Islander I, que así se llamaba el barco, realizaba el trayecto entre Pemba y Unguja, las dos islas más importantes del archipiélago de Zanzíbar muy cercano a las costas de Tanzania.
Conocidas mundialmente por sus playas y sus arrecifes de coral, estas islas junto con Tanganica (la parte continental) formaron lo que hoy es Tanzania que, por cierto, cumple ahora 50 años de independencia de los ingleses.
El siniestro ocurrió sobre las 3 de la madrugada. Puedo imaginarme un mar embravecido en total oscuridad. En un primer momento las autoridades locales hablaban de 325 personas rescatadas. Alguna de ellas ya dijo hace más de un mes que el barco llevaba más pasaje de lo permitido.
Las webs recordaban que, a pesar de ser una zona muy turística, no había turistas, blancos se entiende, (como si los africanos no pudiesen irse de vacaciones) entre los pasajeros por ser un barco que utilizaban principalmente los locales. Hubiese bastado un blanco (un españolito de a pie por ejemplo) en el barco para que la repercusión hubiese sido infinita. Lo puedo ver. Tinta y más tinta. Palabras y más palabras. Todo porque no todas las vidas valen lo mismo.
El domingo pasado saltó el notición. El periódico donde lo leí dedicaba la portada y poco menos de la mitad de una hoja en el interior. “Peor desastre marítimo en Tanzania.” El barco tenía capacidad solo para 600 pasajeros y 425 toneladas de cargo. Pero no iban 1000 como en un principio se dijo. A 16 de octubre las cifras son sobrecogedoras: 2976 muertos. Se han recuperado unos 200 cuerpos y poco más de 600 personas rescatadas.
Parece ser que el presidente de Zanzíbar, Mohammed Shein, ha formado una comisión para investigar la tragedia. Yo crearía una comisión para investigarle a él. ¡Cómo es posible tamaña disparidad en las cifras! ¿A quién pretendían engañar? ¿Cómo se puede jugar con el sufrimiento de tanta gente? ¿Y las familias? El director de la compañía habla de compensaciones a las familias. Unos puñados de dólares para tranquilizar su conciencia y acallar las débiles voces de la gente que seguirá sufriendo sin que en Europa hablemos de otra cosa del penalti que ayer falló Messi.
Solo había 100 chalecos salvavidas. La mayoría de los tanzanos no saben nadar.
En el Titanic murieron 1.512 pasajeros.
martes, 18 de octubre de 2011
miércoles, 12 de octubre de 2011
Hace unos días murieron los dos perros que vivían con nosotros. Por precaución, Laiza, un empleado de la Escuela de Capacitación Agraria que lleva la Fundación Agrónomos sin Fronteras en Itunundu, tuvo que ir a Iringa a ponerse la vacuna de la rabia. Ir y volver en bus supone, además de 7000 chelines tanzanos (Tsh.), dedicar todo el día. Estamos a unos 80 km. pero se tarda casi 4 horas en ir y otras 4 en volver.
Cuando Laiza llegó a Iringa le dijeron que no era una dosis sino cinco las que tenían que ponerle. A 30.000 Tsh. la dosis hacen un total de… 150.000 Tsh. ¡Toda una fortuna en Tanzania! Añadid a esto la comida del día. Si Laiza es austero se gastará 3000 Tsh. cada día. Haced una sumas rápidas y cada día le viene a salir a 40.000 Tsh. En 5 días Laiza va a gastar 200.000 Tsh. (¡Cómo este año no doy clase, necesitaba hacer unas cuentecillas para tener frescas las neuronas!) Todo esto si no hay un contratiempo con el autobús y hay que hacer noche en algún lado.
El sueldo de un obrero no cualificado en Tanzania no pasa de los 60.000 Tsh. Gracias a Dios los gastos los han cubierto Agrónomos sin Fronteras, de otra forma Laiza hubiera tenido que dedicar el sueldo de más de tres meses a una simple vacuna o simplemente no se hubiera vacunado.
Según la OMS, más de 2000 millones de personas en el mundo no tienen acceso a los fármacos que necesitan porque, o no pueden comprarlos o no existen en su mercado o existen pero no llegan a las zonas más remotas. Toda esta gente podría sobrevivir a la enfermedad o disfrutar de una vida mejor si tuvieses los medicamentos adecuados en cantidad y en calidad.
Hablando de calidad, también dice la OMS que el comercio de medicamentos falsos sin el principio activo o con él adulterado representa el 10% del comercio mundial de fármacos, lo que provoca más de 200.000 muertes al año en los países pobres. Este negocio encuentra mercado por los precios desorbitados de los medicamentos protegidos por patente que muchos no pueden pagar.
En 2001 se celebró en Doha una cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de donde salió una declaración donde 142 gobiernos afirmaban que “los derechos de las personas enfermas están por encima de los derechos de las empresas sobre las patentes”. La propiedad intelectual no debería, en ningún caso, impedir a los países más pobres proteger la salud de su población, de forma que estos tendrían que poder exportar o importar medicamentos genéricos a bajo coste según sus necesidades. Pero parece ser que los gobiernos ricos y las grandes farmacéuticas se pasan estos acuerdos por el arco del triunfo.
No hace falta que os diga que la investigación de nuevos fármacos se centra casi totalmente en los problemas que afectan al mundo desarrollado. Solo el 0,2 % se invierte en enfermedades que afectan a África: malaria, diarreas, tuberculosis, pulmonía,…
Me da vergüenza decir que yo me podré pagar, si lo necesito, cualquier tratamiento. Iré a un hospital privado y me atenderán en caso de malaria o si el agua viene con alguna ameba incorporada. La mayoría de los africanos no pueden decir lo mismo.
El próximo día 16 es el Día Mundial de la Alimentación. Muchos tanzanos pasan hambre. No os olvidéis de estas gentes de África. Un abrazo muy grande para todos los que me acompañáis en la distancia.