martes, 22 de noviembre de 2011



LUZ, AGUA Y… MOSQUITERAS

Un día de estos te levantas a miles de kilómetros de la que hasta hace unos meses fue tu casa y te descubres dentro de una mosquitera, no por moda o esnobismo como hacen algunos adolescentes en Europa, aquí es imprescindible. Y no solo porque no quieras degollarte la piel al rascarte las picaduras de la noche anterior, que también, sino sobre todo porque en África hay malaria y como dicen algunos carteles por ahí “te puede matar”.


No quiero ponerme muy dramático pero, según dicen los informes, cada 45 segundos muere un niño de malaria en África y más del 85% de las muertes que produce esta enfermedad son en este continente. Protegerse de las picaduras de los mosquitos es la primera medida de prevención pero también se necesita educación. No sería la primera vez que la mosquitera es utilizada para pescar o como la red de una portería de fútbol.



Tras salir de la mosquitera todos los días me voy directo a la ducha. En Itunundu, donde vivo habitualmente, nadie tiene una ducha porque nadie tiene agua en casa. Nosotros tenemos un depósito al que llega agua, no siempre, y entonces te puedes duchar. Y te sientes un privilegiado porque algo tan normal para nosotros en España como es abrir un grifo y conseguir agua, aquí es una labor penosa. Y son las mujeres y los niños las que dedican horas a esto de ir y coger y llevar agua a sus casas. Por supuesto el té que me tomo está preparado con agua bien hervida. En África subsahariana sólo el 60% de la población tiene acceso a fuentes de agua potable. Anualmente unos 2 millones de niños menores de 5 años mueren por una enfermedad relacionada con la contaminación del agua, la mayoría en África.


Esto del agua es algo que en España no pensamos mucho, bueno realmente nada. El otro día leía en un informe de Manos Unidas que se estima que la muerte de los recién nacidos en África se reduciría a la mitad si quienes atendiesen los partos se lavasen las manos. ¡Madre mía, madre mía!
En el pueblo donde ahora me encuentro murió hace un año la enfermera. No se sabe de qué. Quizá de una infección intestinal. Todavía la estoy viendo aquel día de julio de 2009, cuando grabábamos los documentales “Una mirada nueva sobre África”, y nos recibió en su casa, abarrotada de niños huérfanos acogidos por ella y su marido, con una amabilidad y una sencillez extraordinarias. Detrás de muchas de estas muertes está el agua no potable



Y qué deciros de la luz. Vuelvo a sentirme afortunado porque alguien inventó la energía solar y eso me permite cargar el móvil y enchufar el ordenador desde el que escribo estas líneas. Puedo tener agua caliente para lavar la ropa y luz cuando a las 7 de la tarde es noche cerrada.

A esa hora se encienden en el pueblo las hogueras y las lámparas de queroseno. Es el momento de compartir, de contar historias, de escuchar a los mayores, de dar gracias por otro día y de tener esperanza en un mundo más justo, con luz, agua y… mosquiteras para todos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El principio es conocido. ¿Se pueden aplicar principios higiénicos y físicos para una mejor calidad de vida con materiales del entorno, sin importar tecnologías?.
Saludos.