Os paso la editorial que ha escrito José Antonio para la página de cooperación al desarrollo del Diario de Burgos. Saldrá el próximo martes. Para que pensemos un poco...
Lo primero que se nos pasa por la mente cuando hablamos de sensibilizar es, sin duda, concienciar al Norte de las realidades de exclusión que se viven en el Sur; que nuestras sociedades conozcan la situación que tan fácilmente obviamos y crear una conciencia social dispuesta a cambiarla.
Si sólo nos quedamos ahí, en cambiar la realidad del Sur, dejaremos el trabajo, en el mejor de los casos, a la mitad. Sí así pensáramos estaríamos poniendo de manifiesto alguna de las peores características del Norte, la autosuficiencia, la incapacidad de compartir, el encubrimiento de nuestras deficiencias.
No nos queda otra opción si queremos realizar una labor de sensibilización más completa que unir a la creación de conciencia solidaria la capacidad de Aprender del Sur. Sin caer en idealizaciones simplistas, pero reconociendo nuestras deficiencias.
La sensibilización debe ser también un vehiculo que nos enseñe, junto a la pobreza, las cualidades que los pueblos del Sur atesoran: la alegría habitual, la facilidad para sonreír y hacer fiesta de todo sin necesidad de estimulantes externos; el agradecimiento espontáneo en la relaciones; la hospitalidad para con los extraños; la elevada consciencia de de pertenencia a una comunidad y la responsabilidad compartida…
La transformación social, fin último de la sensibilización, no puede tener lugar sólo en la mitad del planeta. Y todos, Norte y Sur, tienen algo que aportar.
Si sólo nos quedamos ahí, en cambiar la realidad del Sur, dejaremos el trabajo, en el mejor de los casos, a la mitad. Sí así pensáramos estaríamos poniendo de manifiesto alguna de las peores características del Norte, la autosuficiencia, la incapacidad de compartir, el encubrimiento de nuestras deficiencias.
No nos queda otra opción si queremos realizar una labor de sensibilización más completa que unir a la creación de conciencia solidaria la capacidad de Aprender del Sur. Sin caer en idealizaciones simplistas, pero reconociendo nuestras deficiencias.
La sensibilización debe ser también un vehiculo que nos enseñe, junto a la pobreza, las cualidades que los pueblos del Sur atesoran: la alegría habitual, la facilidad para sonreír y hacer fiesta de todo sin necesidad de estimulantes externos; el agradecimiento espontáneo en la relaciones; la hospitalidad para con los extraños; la elevada consciencia de de pertenencia a una comunidad y la responsabilidad compartida…
La transformación social, fin último de la sensibilización, no puede tener lugar sólo en la mitad del planeta. Y todos, Norte y Sur, tienen algo que aportar.
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